Castillo Templario de Ponferrada
El Castillo de Ponferrada se encuentra en la ciudad de Ponferrada, comarca de El Bierzo, Provincia de León. Se alza sobre una colina en la confluencia de los ríos Boeza y Sil.
Historia del Castillo de Ponferrada
El Castillo Templario de Ponferrada se ubica en lo que probablemente en origen fue un castro celta, en una posición similar a otros en El Bierzo. Se cree que posteriormente fue un emplazamiento romano y visigodo.
El estilo arquitectónico del castillo es románico. En 1178, el rey Fernando II de León permitió que los templarios establecieran una encomienda en la actual Ponferrada. En 1180, expidió un fuero para la repoblación de la villa que había surgido un siglo antes, y la primera fortificación se documenta hacia 1187.
En 1196, debido al apoyo de los caballeros del Temple al reino de Castilla, Alfonso IX de León corona a la Orden de San Juan y les quita Ponferrada a los templarios. Tras disputas, en 1211, Alfonso IX hace las paces y dona la villa de Ponferrada a los templarios a cambio de algunos castillos. Durante el juicio contra los templarios en Francia durante el reinado de Fernando IV, el maestre leonés del Temple, Rodrigo Yánez, entrega la villa al infante don Felipe para evitar la confiscación.
En 1340, Alfonso XI dona Ponferrada a Pedro Fernández de Castro, quien posiblemente inició la construcción del llamado castillo viejo. Permanece en manos de los Castro hasta 1374 y luego pasa a la familia real.
En 1440, Ponferrada pasa a Pedro Álvarez Osorio, primer conde de Lemos, quien realiza grandes obras que configuran la fortaleza actual: un castillo, el Castillo Viejo, un recinto amurallado y un palacio renacentista.
Tras disputas entre los herederos de Pedro Álvarez Osorio, los Reyes Católicos adjudican Ponferrada a Juana Osorio. Rodrigo Enríquez Osorio, su nieto bastardo, se rebela en 1485, desencadenando un asedio y posterior toma al asalto de la fortaleza en 1486. Después de pasar a los Reyes Católicos, se inician obras de reparación y refuerzo.
En los siglos XVII y XVIII, el castillo es gobernado por un corregidor en nombre de la Corona. A partir de 1850, comienza un periodo de declive con la venta de muros y su utilización para construcciones, pero en 1924 se le concede el rango de Monumento Nacional, frenando su deterioro.El castillo templario se ubica en lo que probablemente en origen fue un castro celta, en una posición similar a otros en El Bierzo. Se cree que posteriormente fue un emplazamiento romano y visigodo.
El estilo arquitectónico del castillo es románico. En 1178, el rey Fernando II de León permitió que los templarios establecieran una encomienda en la actual Ponferrada. En 1180, expidió un fuero para la repoblación de la villa que había surgido un siglo antes, y la primera fortificación se documenta hacia 1187.
En 1196, debido al apoyo de la Orden del Templo al reino de Castilla, Alfonso IX de León corona a la Orden de San Juan y les quita Ponferrada a los templarios. Tras disputas, en 1211, Alfonso IX hace las paces y dona la villa de Ponferrada a los templarios a cambio de algunos castillos. Durante el juicio contra los templarios en Francia durante el reinado de Fernando IV, el maestre leonés del Temple, Rodrigo Yánez, entrega la villa al infante don Felipe para evitar la confiscación.
En 1340, Alfonso XI dona Ponferrada a Pedro Fernández de Castro, quien posiblemente inició la construcción del llamado castillo viejo. Permanece en manos de los Castro hasta 1374 y luego pasa a la familia real.
En 1440, Ponferrada pasa a Pedro Álvarez Osorio, primer conde de Lemos, quien realiza grandes obras que configuran la fortaleza actual: un castillo, el Castillo Viejo, un recinto amurallado y un palacio renacentista.
Tras disputas entre los herederos de Pedro Álvarez Osorio, los Reyes Católicos adjudican Ponferrada a Juana Osorio. Rodrigo Enríquez Osorio, su nieto bastardo, se rebela en 1485, desencadenando un asedio y posterior toma al asalto de la fortaleza en 1486. Después de pasar a los Reyes Católicos, se inician obras de reparación y refuerzo.
En los siglos XVII y XVIII, el castillo es gobernado por un corregidor en nombre de la Corona. A partir de 1850, comienza un periodo de declive con la venta de muros y su utilización para construcciones, pero en 1924 se le concede el rango de Monumento Nacional, frenando su deterioro.
Descripción arquitectónica del Castillo Templario de Ponferrada
En el recinto del Castillo de Ponferrada, con forma de polígono irregular, se distinguen dos partes diferenciadas: la parte norte, del siglo XII, y el resto, construido a lo largo del siglo XV, con algunas obras realizadas en los siglos XIX y XX. En tiempos pretéritos, el castillo estuvo rodeado por un foso, excepto en el lienzo noroccidental, donde el río cumplía esa misma función.
En el interior existe un grupo de fortificaciones del siglo XII de origen templario: los restos de una barbacana en el acceso a un patio, al que abren la torre elíptica, parte del paseo de ronda, una torre que tuvo tres pisos, la torre del Malvecino y otra torre en la que destaca una puerta de arco apuntado, de gran valor artístico.
La fachada noroeste constituye un parapeto corrido que termina en la torre del Moclín, de planta hexagonal irregular. Bajo él se abría una nueva ronda que defendía el subterráneo que unía el castillo con un aljibe, situado en una torre albarrana.
La portada principal, de mampostería, está compuesta por dos torreones que flanquean un amplio arco de medio punto. Tras este arco se alzaban las puertas de acceso al patio en el que, a la izquierda, se sitúa la torre del homenaje, desde la que se accede al patio de armas.
Antes de entrar en el patio, hay un recinto defensivo que conduce a la torre Cabrera, situada al sur y comunicada con la primera línea defensiva del lado este, en cuyo punto medio se alza una torre semicircular, destinada a calabozos y a la comunicación con la segunda línea de defensa. El paramento continúa hacia el norte, encontrándose otra torre cuadrada, antes de acceder a la torre de Malvecino, del siglo XV.
En el patio de armas, adosadas a otra línea defensiva, se encuentran varias dependencias, como la Galería de los Azulejos, derruidas y cubiertas de escombros debido a que en 1811 una orden de la Regencia del Reino mandó que se destruyeran las dependencias interiores. A partir de 1848, el Ayuntamiento de Ponferrada, con la oposición frontal de la Comisión de Monumentos de Ponferrada, la utilizó como cantera local y en 1923 se volaron sus muros para construir un campo deportivo.
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