San Bernabé

Bernabé Apóstol

Bernabé (en griego antiguo, Βαρναβᾶς) fue uno de los primeros cristianos mencionados en el Nuevo Testamento. La Sagrada Escritura lo presenta como un apóstol​ pero diferente a San Pablo, considerado por la Iglesia con una distinción especial pero desigual, en cuanto a autoridad, con el resto de los 12. Originario de Chipre, fue un judío que pertenecía a la tribu de Leví, vivió durante el siglo I.

Conversaciones con Miguel

Su nombre original era José. Los apóstoles lo cambiaron por el de Bernabé (Hechos 4:36), que significa Hijo de la Exhortación, también llamado «El Apóstol de la alegría» por su ánimo, aunque según San Lucas significa el esforzado, el que anima y entusiasma.

Los Hechos de los Apóstoles afirman, en el capítulo 4 versículos 34 a 37, que Bernabé vendió su finca, y el producto que de ella obtuvo lo entregó a los apóstoles para distribuir entre los pobres.

Fue un gran colaborador de San Pablo, quien a su regreso a Jerusalén tres años después de su conversión, recibió de Bernabé apoyo ante los demás apóstoles, e intercesión para obtener la aceptación del resto de los apóstoles de Jerusalén a su ministerio (Hechos 9: 27).

No se encuentra entre los doce elegidos por Jesucristo, pero probablemente[cita requerida] fue uno de los setenta discípulos mencionados en el Evangelio. Bernabé es considerado apóstol por los primeros Padres de la Iglesia y también por San Lucas por la misión especial que le confió el Espíritu Santo.

Los Apóstoles lo apreciaban mucho por ser «un buen hombre, lleno de fe y del Espíritu Santo» (Hechos 11,24), por eso lo eligieron para la evangelización de Antioquía. Con sus prédicas aumentaron los conversos (Hechos 11:24).

San Bernabé

Labor con Pablo

Se fue a Tarso y se asoció con San Pablo. Regresaron a Antioquía, donde permanecieron por un año enseñando (Hechos 11:25-26). Antioquía se convirtió en gran centro de evangelización y donde por primera vez se le llamó cristianos a los seguidores de la doctrina de Cristo.

Volvieron a Jerusalén enviados por los cristianos de la floreciente iglesia de Antioquía, con una colecta para los que estaban pasando hambre en Judea (Hechos 11:27-30).

El Espíritu Santo habló por medio de los maestros y profetas que adoraban a Dios: «Separad a Pablo y Bernabé, para una tarea que les tengo asignada en movilidad» Hechos 13:1,2.

Después de ayuno y oración, Pablo y Bernabé recibieron la misión y la imposición de manos (Hechos 13:3). Partieron acompañados de Juan Marcos, primo de Bernabé, futuro evangelista (Colosenses 4:10), a predicar a otros lugares, entre estos Chipre, la patria de Bernabé. Allí convirtieron al procónsul romano Sergio Paulo, y a Saulo se le nombra por primera vez, en la Biblia, como Pablo en razón de que estando en un ambiente grecorromano, usa su nombre Romano (Hechos 13:9-20).

Fueron luego a Perga, en Panfilia, donde se inició el más peligroso viaje misionero. Juan Marcos no estaba muy decidido y les abandonó, regresando solo a Jerusalén. Luego prosiguieron su viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor.

En Iconio, capital de Licaonia, estuvieron a punto de morir apedreados por la multitud. Se refugiaron en Listra, donde el Señor, por medio de San Pablo, curó milagrosamente a un paralítico y por esa razón los habitantes paganos dijeron que los dioses los habían visitado, haciendo lo imposible evitaron que la población ofreciera sacrificios en honor a ellos y por eso se pasaron al otro extremo y lanzaron piedras contra San Pablo y lo dejaron maltrecho (Hechos 14:19-20).

Tras una breve estancia en Derbe, donde muchos se convirtieron (Hechos 14:21), los dos Apóstoles volvieron a las ciudades que habían visitado previamente, para confirmar a los convertidos y para ordenar presbíteros. Recordaban que «es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios» (Hechos 14, 22). Después de completar la primera misión regresaron a Antioquía de Siria.

Poco después, algunos de los judíos cristianos, contrarios a las opiniones de Pablo y Bernabé, exigían que los nuevos cristianos, aparte de ser bautizados, fueran circuncidados. A raíz de eso, se convocó al Concilio de Jerusalén, donde participó Pablo, Bernabé y Tito (Gálatas 2 y Hechos, capítulos 13 al 15). Se declaró entonces que los gentiles convertidos estaban exentos del deber de la circuncisión.

Segundo viaje misionero

Ante el segundo viaje misionero, surgió un conflicto entre Pablo y Bernabé. Bernabé quería llevar a su sobrino Juan Marcos y Pablo se oponía por haberles abandonado en la mitad del primer viaje (por miedo a tantas dificultades). Por ello decidieron separarse. San Pablo se fue a su proyectado viaje con Silas y Bernabé partió a Chipre con Juan Marcos.

Más tarde se volvieron a encontrar como amigos misionando en Corinto (1 Co. 9, 5-6), por lo que se deduce que Bernabé aún vivía y trabajaba en los años 56 o 57 d. C. Posteriormente San Pablo invita a Juan Marcos a unirse a él, cuando estaba preso en Roma[cita requerida], cosa que nos indica que Bernabé ya había muerto alrededor del año 60 o 61. Otros dicen[cita requerida] que era predicador en Alejandría y Roma y primer obispo de Milán.

Martirio San Bernabé

Escritos apócrifos hablan de un viaje a Roma y de su martirio,​ hacia el año 70, en Salamina, por mano de los judíos de la diáspora, que lo lapidaron. Tertuliano afirma que Bernabé escribió la Epístola a los Hebreos, otros creen que escribió en Alejandría la Epístola de Bernabé. En realidad, lo que se sabe de él tiene como fuente principal al Nuevo Testamento.

San Bernabé

NacimientoDesconocido Chipre
Fallecimiento61 d.C. Salamina, Chipre
Venerado enIglesia ortodoxa, Iglesia católica
Principal santuarioMonasterio de San Bernabé Famagusta, Chipre
Festividad11 de junio
PatronazgoChipre, Arenas de San Juan, Bácor-Olivar, El Escorial, Logroño, Marbella, Marino, Membrío, Merindad de Sotoscueva, Peñarrubia, Pétrola, Ixil

Véase también:

Logroño