Itero del Castillo

Itero del Castillo se encuentra al oeste de la Provincia de Burgos, en plena comarca de Odra-Pisuerga, a escasos metros del límite con la Provincia de P a lencia. Este pequeño municipio castellanoleonés, con una altitud de 780 metros sobre el nivel del mar y bañado por el río Pisuerga, es uno de los lugares con más valor histórico y simbólico en el Camino de Santiago Francés. Su nombre, su entorno natural y su patrimonio monumental hacen de Itero del Castillo una parada obligatoria para los peregrinos que transitan entre Frómista y Castrojeriz, dos de las localidades más emblemáticas de esta ruta milenaria.

Albergues en Itero del Castillo

Historia Itero del Castillo

La historia de Itero del Castillo está marcada por su condición de punto de frontera entre los antiguos reinos de Castilla y León, lo que queda reflejado en su topónimo («Itero», del latín interus, significa «lugar entre»). Durante siglos, fue un lugar de paso, control y encuentro entre culturas, monarcas y peregrinos. En el siglo XI, este lugar ya era conocido por su hospitalidad, con referencias documentadas a hospitales y casas de acogida para caminantes del Camino de Santiago.

El núcleo urbano fue creciendo en torno al castillo medieval que le da nombre, una fortaleza defensiva construida para vigilar el estratégico Puente Fitero, por el que se cruza el río Pisuerga. Esta estructura defensiva fue clave durante la Edad Media y hoy sus ruinas siguen dominando el paisaje como un testimonio vivo de su pasado feudal.

¿Qué ver en Itero del Castillo?

El Puente Fitero

Uno de los grandes atractivos de Itero del Castillo es el Puente Fitero, una obra civil del siglo XII que atraviesa el río Pisuerga, conectando Itero del Castillo (Provincia de Burgos) con Itero de la Vega (Provincia de Palencia). Con sus once arcos apuntados de piedra caliza, el puente ha sido restaurado en varias ocasiones, pero conserva buena parte de su estructura original. Representa uno de los pasos más antiguos del Camino de Santiago y simboliza el tránsito no solo geográfico, sino espiritual, de los peregrinos hacia el oeste.

Este puente fue históricamente mantenido por la Orden de San Juan y se menciona en numerosos documentos medievales como lugar de cobro de portazgo y atención a caminantes. Su entorno es uno de los tramos más fotogénicos del Camino, rodeado de campos de cereales y cielos abiertos característicos de la Tierra de Campos.

El castillo: vestigios de la Edad Media

Sobre una pequeña loma que domina la localidad se alzan los restos del Castillo de Itero, una construcción defensiva medieval de la que aún se conservan partes de la muralla, fragmentos de la torre del homenaje y vestigios del aljibe. Este castillo fue un bastión clave durante los enfrentamientos territoriales entre Castilla y León, y posteriormente tuvo funciones de vigilancia del tránsito por el Camino de Santiago.

Desde sus ruinas, el visitante puede disfrutar de unas vistas panorámicas inigualables del valle del Pisuerga, los campos cultivados y la traza del Camino. Es un lugar perfecto para la contemplación y el descanso del peregrino, cargado de historia y silencio.

Tradiciones y hospitalidad en Itero del Castillo

Itero del Castillo mantiene viva la tradición de acogida al peregrino. Aunque su población residente es reducida, el municipio cuenta con albergue de peregrinos, servicio de restauración y señalización específica del Camino. Los vecinos, conscientes de la importancia cultural y espiritual del tránsito jacobeo, ofrecen una experiencia auténtica de hospitalidad rural, alejada del turismo masificado.

La localidad celebra cada año sus fiestas patronales en honor a San Pedro el 29 de junio, con procesiones, música, gastronomía local y actividades que también invitan a los caminantes a participar. Es una oportunidad excelente para integrarse en la vida cotidiana de la comunidad y conocer de cerca sus costumbres.

Entorno natural y paisajístico Itero del Castillo

Itero del Castillo se encuentra en una zona de transición entre los llanos palentinos y los primeros relieves del oeste burgalés. Sus campos de trigo, cebada y girasol se funden con las orillas del Pisuerga, donde todavía es posible observar aves acuáticas, cigüeñas, milanos y otras especies que acompañan al peregrino en su caminar.

La Ruta Jacobea que atraviesa el municipio ofrece uno de los tramos más tranquilos y contemplativos del Camino Francés, ideal para la reflexión personal y la conexión con el entorno.

Recomendaciones para el visitante

Cruzar el Puente Fitero al amanecer para contemplar la niebla sobre el río y la luz dorada de la meseta.
Visitar los restos del castillo y contemplar el paisaje desde su punto más alto.
Entrar en la iglesia de San Pedro y observar los detalles del retablo.
Convivir con los habitantes del pueblo y disfrutar de su gastronomía tradicional, basada en productos de la tierra.
Dormir en el albergue local y descansar en un entorno de paz absoluta, lejos del bullicio urbano.