Solemnidad de la Asunción de la Virgen María en la Catedral de Santiago: Fe, Tradición y Unidad
La Catedral de Santiago volvió a convertirse en el epicentro espiritual de Galicia durante la celebración de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, uno de los momentos más significativos del calendario litúrgico católico. Fieles de toda España y de diversos países se congregaron para rendir homenaje a la Madre de la Iglesia, participando en una jornada marcada por la devoción, la oración y el fervor colectivo.
La procesión y el símbolo del Botafumeiro
La ceremonia comenzó con la tradicional procesión del cabildo catedralicio, que recorrió el templo hasta situarse en el altar mayor. El movimiento del imponente Botafumeiro, balanceándose majestuosamente por la nave central, llenó el espacio de incienso y solemnidad, recordando a todos los presentes la grandeza y el misterio de la fe. Este gesto, que combina tradición y espiritualidad, volvió a emocionar a los peregrinos y devotos que aguardaban con expectación este momento único.
Homilía del arzobispo: María, ejemplo de humildad y esperanza
Monseñor Francisco José Prieto Fernández, arzobispo de Santiago, presidió la misa solemne con una homilía cargada de profundidad y cercanía. En sus palabras, describió la festividad como “un día jubiloso en el corazón de la Iglesia” y recordó a los fieles que María es modelo de humildad, servicio y entrega.
El prelado subrayó que la Virgen María, desde su sencillez, aceptó la misión que Dios le encomendó y que su vida sigue inspirando a millones de creyentes a vivir con generosidad y amor, incluso en medio de las pruebas. Invitó a cultivar la esperanza y la compasión como herramientas para fortalecer la comunidad y construir lazos de fraternidad.
Solidaridad con las víctimas de los incendios
Durante la celebración, el arzobispo tuvo palabras de consuelo y oración por quienes sufren las consecuencias de los incendios que han afectado a Galicia y otras regiones. Elevó plegarias por las víctimas, por los fallecidos, por sus familias y por todos los profesionales que, con valentía, combaten las llamas día y noche.
Su mensaje fue también una llamada a la unidad social y a la responsabilidad colectiva. Recordó que, al igual que se combate el fuego con esfuerzo y compromiso conjunto, también es necesario apagar las llamas de la división y el odio en la convivencia diaria.
Un llamado a la prudencia y al respeto
En su reflexión final, monseñor Prieto Fernández advirtió sobre los peligros del lenguaje incendiario y de las actitudes que rompen puentes entre las personas. “Nuestra palabra como Iglesia debe reflejar el Evangelio, no ideologías ni prejuicios”, señaló, invitando a todos a promover una convivencia pacífica y solidaria que se base en el respeto y la verdad.
La Catedral de Santiago: faro de fe y tradición universal
La Catedral de Santiago, Patrimonio de la Humanidad y meta de miles de peregrinos cada año, sigue siendo el escenario privilegiado donde fe, historia y cultura se entrelazan. La Solemnidad de la Asunción, con su profunda carga espiritual, no solo honra a la Madre de Dios, sino que también reafirma el papel de este templo como símbolo universal de unidad y esperanza.
Peregrinación y devoción que trascienden fronteras
La jornada también fue testimonio de la universalidad de la fe mariana. Peregrinos de diferentes países, algunos culminando el Camino de Santiago Francés, participaron con emoción en las ceremonias. Esta diversidad, unida por un mismo sentimiento de devoción, convierte cada celebración en un encuentro de culturas que refleja la universalidad del mensaje cristiano.
Un legado espiritual para las generaciones futuras
La Solemnidad de la Asunción no es solo un acto litúrgico; es también un legado que se transmite de generación en generación. En cada plegaria, en cada cántico y en cada gesto de fe, la comunidad reafirma su compromiso de mantener vivas las tradiciones que han dado sentido y esperanza a millones de creyentes a lo largo de los siglos.
Celebración de la Asunción en la Catedral de Santiago
La celebración de la Asunción en la Catedral de Santiago no solo conmemora un dogma de fe, sino que se erige como un llamado a vivir con humildad, solidaridad y respeto mutuo. En un mundo marcado por desafíos y divisiones, la Virgen María sigue siendo el faro que guía hacia la paz y la fraternidad, invitando a cada creyente a ser instrumento de amor y reconciliación en su entorno.