Incendio en Toques y Melide: más de 300 hectáreas arrasadas

16 Aug 2025 4 min read
Featured image

Incendio en Toques y Melide: un pueblo que revive el miedo del fuego

El reciente incendio forestal en Toques y Melide ha dejado tras de sí más de 300 hectáreas arrasadas, viviendas amenazadas y comunidades enteras movilizadas en una carrera contrarreloj contra las llamas. Aunque la Xunta ya ha declarado el fuego como estabilizado y ha desactivado el nivel 2 de alerta, la huella emocional y material permanece viva en una zona donde muchos vecinos repiten con resignación: “Isto xa o vivín hai anos e vai pasar de novo”.


Una noche de miedo en Leboreiro

En Leboreiro, a escasos kilómetros del corazón de las fiestas patronales de Melide y en pleno Camino de Santiago Francés, las familias vivieron horas de angustia. En la finca conocida como O Casteto, los vecinos lucharon por salvar la vivienda familiar, recordando con dolor que ya hace quince años sufrieron una tragedia similar. La sospecha de que el incendio fue provocado aumenta la rabia y la impotencia: se detectaron dos focos simultáneos junto a la carretera y testigos aseguran haber visto al mismo vehículo en ambas zonas con apenas media hora de diferencia.


El impacto en Toques: ganaderías en peligro y monte protegido arrasado

El fuego no tardó en expandirse hacia Toques, afectando áreas de alto valor ecológico y explotaciones ganaderas. Los propietarios denuncian trabas administrativas en la prevención: “Pedín permiso para rozar o monte e non me deixaron por un lagarto”, lamentaba un ganadero que pasó horas defendiendo su explotación. La situación puso en evidencia la fragilidad de un equilibrio que, año tras año, se rompe con cada ola de calor y viento seco.

En la parroquia de San Martiño de Oleiros, los vecinos trabajaron hombro con hombro para impedir que las llamas devorasen casas y establos. En Fondevila, la solidaridad se convirtió en la principal herramienta: aldeas vecinas enviaron cisternas y voluntarios, organizando turnos de vigilancia y apoyo para contener el avance del fuego.


La respuesta de los equipos de extinción

El despliegue contra el incendio movilizó un técnico, tres agentes, once brigadas, diez motobombas, una pala y un helicóptero, que trabajaron en condiciones extremas. El helicóptero recurrió incluso a la piscina municipal de Furelos para cargar agua, obligando al Concello de Melide a cerrar el área recreativa y posponer el Día da Bici, no solo por seguridad, sino también por la mala calidad del aire.

El refuerzo de la Guardia Civil, la Policía Local, Protección Civil y los Bomberos de Arzúa fue clave para evitar una catástrofe mayor. El Concello de Touro también se sumó enviando una motobomba que garantizó el suministro de agua en los momentos más críticos.


Vecinos exhaustos: la lucha sin descanso

Mientras los medios oficiales se centraban en los puntos de mayor riesgo, los vecinos permanecieron en primera línea, armados con mangueras, cubos y cisternas improvisadas. “A xente das cisternas non puido durmir nin quince minutos”, relataba uno de los afectados tras horas de esfuerzo continuo. El miedo a perderlo todo se convirtió en la única motivación para resistir, incluso cuando la fatiga parecía insuperable.


Más de 300 hectáreas devastadas

Según los datos de la Consellería do Medio Rural, el fuego calcinó inicialmente más de 200 hectáreas de monte y pasto, cifra que posteriormente ascendió a unas 300 hectáreas. La rápida propagación, impulsada por el viento, convirtió a este incendio en uno de los más graves de los últimos años en la comarca.

Las consecuencias no se limitan a la pérdida ambiental: viviendas, explotaciones ganaderas y recursos naturales quedaron en riesgo, y el trauma colectivo vuelve a repetirse en una tierra que asocia estas tragedias con momentos festivos. Como recordó un joven de Fondevila: “Sempre é cando chegan as festas do Carme”.


La sombra del fuego en la memoria colectiva

La sensación de déjà vu recorre Melide y Toques. Muchos recuerdan incendios pasados con la amarga certeza de que la historia se repite. La frase “Isto xa o vivín hai anos” no es solo un lamento, sino una advertencia de que, sin una política eficaz de prevención y una gestión más cercana al territorio, la comunidad seguirá expuesta al mismo destino.


Un futuro condicionado por la prevención

Para que Toques y Melide no revivan este infierno cada década, resulta imprescindible:

  • Reforzar la limpieza y gestión del monte, eliminando combustible vegetal acumulado.
  • Autorizar desbroces responsables, garantizando la seguridad de explotaciones sin poner en riesgo especies protegidas.
  • Implementar sistemas de vigilancia temprana, con cámaras, drones y patrullas forestales que detecten con rapidez cualquier foco sospechoso.
  • Fomentar la educación ciudadana en prevención de incendios, implicando a la población en la protección del territorio.
  • Castigar de forma ejemplar a los responsables de provocar incendios, evitando la sensación de impunidad.

La resiliencia de un pueblo que no se rinde

A pesar de la devastación, lo vivido en Toques y Melide demuestra la fortaleza de sus comunidades, capaces de unirse para defender sus casas, sus bosques y su modo de vida. El fuego se ceba una vez más con esta tierra, pero también fortalece el espíritu de quienes la habitan. La clave está en que la memoria del incendio no quede en el recuerdo amargo de cada fiesta patronal, sino que impulse una estrategia sólida y duradera que garantice que este drama no vuelva a repetirse.


Camino de Santiago Francés
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes revisar nuestra Política de Privacidad.