La muralla de Astorga es una impresionante estructura que rodea el casco antiguo de la ciudad de Astorga, la cual se encuentra en la Provincia de León, en el norte de España, en el Camino de Santiago Francés. Esta muralla, que se alza orgullosa y resiliente, es testimonio de la rica historia de la región. La ciudad actual tiene sus raíces en la antigua urbe romana conocida como Asturica Augusta. Esta ciudad fue fundada durante el periodo del emperador Augusto, y su creación estuvo íntimamente ligada a las guerras cántabras que tuvieron lugar en esos tiempos.
En sus primeros momentos, la ciudad contaba con un primer muro defensivo que, aunque fue un intento de proteger a sus habitantes, tuvo una vida bastante corta y efímera. A finales del siglo primero, dicho muro fue derribado, dejando a Astorga en una posición vulnerable.
Sin embargo, el espíritu de la ciudad no se apagó, y en los siglos posteriores, específicamente en el siglo tres o el cuatro, se erigió un segundo muro que ha perdurado hasta nuestros días. Este segundo muro es el que se puede ver en la actualidad en el recinto histórico de Astorga, aunque ha sufrido muchas reformas y restauraciones a lo largo de los siglos, especialmente desde la época medieval. Esta continuidad en la construcción refleja no solo la importancia de la defensa, sino también el desarrollo arquitectónico de la ciudad a lo largo del tiempo.
La muralla tiene una longitud que supera los dos kilómetros y circunda el cerro sobre el cual se asienta la ciudad. Gracias a su impresionante tamaño y su historia fascinante, se ha convertido en uno de los monumentos más destacados no solo de Astorga, sino de toda la comarca maragata. Este icónico monumento atrae a visitantes de diversas partes, quienes se sienten atraídos por su belleza y la historia que evoca.
Muralla romana de Astorga
En los últimos años, se han llevado a cabo varios trabajos de arqueología que han proporcionado información muy interesante sobre los distintos sistemas de defensa que fueron construidos durante el periodo romano en la colina donde se encuentra la ciudad hoy en día. Este trabajo arqueológico ha permitido a los investigadores aprender más sobre cómo los romanos protegían sus asentamientos y cuáles eran las estrategias que utilizaban para asegurar la seguridad y el control de sus territorios.
El primer sistema defensivo que se ha identificado en ese lugar es el muro o vallum que estaba asociado con el campamento que estableció aquí la Legio X Gemina. Esta legión romana es conocida por haber tenido un papel importante en diversas campañas militares. El vallum era una estructura defensiva esencial que servía para proteger a los soldados y sus instalaciones. La existencia de esa empalizada ha sido confirmada gracias al hallazgo de los fosos, que estaban situados justo al pie de este muro. Estos fosos eran una parte clave del sistema defensivo, ya que su propósito era aumentar la protección frente a posibles ataques enemigos.
Es importante mencionar que es poco probable que se encuentren restos materiales de la empalizada misma. Esto se debe a que estaba hecha de materiales perecederos que no han sobrevivido al paso del tiempo. Además, esta estructura defensiva se encontraba en la parte más alta de la colina, un espacio que posteriormente sería ocupado por la primera muralla de piedra de la ciudad. Esta transición de una defensa más simple de madera a una estructura de piedra refleja el desarrollo y la evolución de las técnicas de construcción y de las estrategias militares a lo largo de la historia romana.
El segundo recinto que se menciona está relacionado con una muralla de piedra. Esta muralla fue construida en un momento en que el asentamiento había dejado de ser un lugar de actividad militar, permitiendo que se desarrollara un núcleo civil. Las evidencias que se tienen de este importante muro se encuentran en un solar de la ciudad. Este muro mide aproximadamente 2,5 metros de ancho y está dotado de cubos circulares. Sin embargo, llegó a ser demolido hacia finales del siglo primero, y en su lugar se construyó una vivienda. Este tipo de construcción es muy similar a otros amurallamientos que se levantaron durante la época de Augusto en la provincia Narbonense. La construcción de esta muralla, que ocurrió entre los reinados de Tiberio y Claudio, probablemente se realizó al mismo tiempo que las primeras manifestaciones de arquitectura civil en la ciudad, lo que indica una transición significativa en la vida urbana.
Por último, la tercera muralla que se menciona fue construida hacia finales del siglo tercero o principios del siglo cuarto. Esta muralla es aún visible en la actualidad y, a diferencia de la anterior, fue levantada a los pies del cerro, rodeándolo completamente. La construcción de esta muralla se atribuye a varias causas, entre las cuales se destaca la inestabilidad que se experimentó en las últimas décadas del Imperio. Esta enorme muralla tiene una longitud de aproximadamente 2,2 kilómetros y abarca una superficie total de 26 hectáreas. Su grosor varía entre 4 y 5 metros, destacándose por su solidez y su diseño defensivo, que refleja la necesidad de protección en tiempos de turbulencia.
Su conservación es bastante limitada y leve debido a las diversas restauraciones y remodelaciones que se han llevado a cabo a lo largo del tiempo. Una de las principales modificaciones que se realizaron fue el levantamiento de parte del tramo sudoccidental con el objetivo de construir el Paseo de la Muralla, lo que ha resultado en que gran parte del antiguo muro romano quede oculto y no pueda ser visto en su totalidad. En cuanto a las antiguas puertas que formaban parte de la estructura original, hoy en día no queda ninguna en pie. Sin embargo, es interesante notar que los nombres de esas puertas aún perduran en la nomenclatura de las calles de la ciudad moderna. Algunos de esos nombres son Puerta Obispo, Puerta del Rey, El Postigo, Puerta del Sol, y Puerta de San Miguel, este último mencionado en documentación histórica que confirma su existencia en épocas pasadas.
La única puerta de la época romana de la que se tienen registros y noticias se conoce gracias a los importantes trabajos arqueológicos que se realizaron en los años 1971 y 1972. Esta puerta tenía un ancho de 4 metros y su vano estaba protegido por torres semicirculares que tenían un diámetro de 8 metros. De estas torres, aún se pueden ver en pie algunas hiladas de piedras, concretamente cuatro hileras que han logrado resistir el paso del tiempo. Para la construcción de esta puerta se utilizó granito, formando lo que se conoce como opus quadratum. Es relevante mencionar que este tipo de material no se encuentra comúnmente en el entorno de Astorga, lo que sugiere que probablemente se trajo desde Montearenas, que está en la región de El Bierzo.
En cuanto a la muralla tardía, al igual que la muralla alto-imperial, fue construida utilizando un material del que había abundancia en los alrededores de la ciudad, que son las rocas cuarcíticas. La apariencia externa de esta muralla es muy irregular, mostrando un aspecto robusto que se añade a su carácter histórico. Entre la parte externa de la muralla y la interna, que está compuesta de opus incertum, se alzaron varias capas de un material llamado opus caementicium, que también se utilizó en su construcción. Esto crea un diseño muy interesante que refleja las técnicas constructivas de la época, haciendo de esta muralla una estructura notable y digna de estudio para entender mejor la historia y desarrollo arquitectónico de la región.
Reforma medieval de la Muralla de Astorga
A lo largo de la Edad Media, la muralla experimentó diversas reformas que fueron necesarias para su mantenimiento y adaptación. Durante este periodo, se utilizaron los restos de la antigua cerca romana, combinándolos con otros materiales de la época para asegurar su resistencia y funcionalidad. Gracias a estos esfuerzos, la estructura de la muralla se mantuvo en buen estado y, en cierto modo, intacta hasta el siglo diecinueve. Fue en este siglo cuando se llevó a cabo una notable reforma por parte del Conde Gatón, quien tuvo un papel importante en la repoblación de la ciudad. Este proceso de repoblación incluyó la llegada de personas provenientes de la región de El Bierzo. La magia de esta muralla reside en el hecho de que, a lo largo de todos estos años, la ciudad nunca había crecido más allá de su recinto amurallado, lo que contribuyó a la conservación de esta antigua estructura y a la historia que representa.
Edad Contemporánea
En el siglo XIX, la muralla sufrió el envite de las tropas francesas, lo que ocasionó severos destrozos por el uso de artillería. No obstante, lo que causó mayores daños fue el empeño de evitar que Astorga se convirtiese en plaza fuerte, con destrozos tanto de la parte francesa como de la española.
La Guerra de la Independencia dejó en la cerca astorgana lugares como la Brecha, apertura en el muro que se ha convertido en acceso al casco histórico desde el barrio de Puerta de Rey. También en esa época se procede a la demolición casi total de los lienzos norte y sur, así como numerosos cubos del lado norte y oeste. Si bien en 1810 había 9 cubos en el lienzo norte y 19 en el oeste, a finales del siglo XX la ciudad solo contaba con 8 cubos en el lienzo oeste y 13 en el lienzo este.