Villalcázar de Sirga

Villalcázar de Sirga es un municipio y localidad española de la Provincia de Palencia, en la comunidad autónoma de Castilla y León en el Camino de Santiago Francés.

Alojamientos en Villalcázar de Sirga

Toponimia Villalcázar de Sirga

El origen del nombre Villalcázar se encuentra en la combinación de dos elementos: el sustantivo latino villa, que hace referencia a una finca, granja o lugar de descanso, y el término árabe القصر -al-qaṣr-, que se traduce como palacio o fortaleza. Este término árabe es, a su vez, una adaptación del latín castrum, que significa castillo o un lugar militar, y de su plural castra, que se refiere a un campamento o cuartel. En documentos históricos de 1069, se menciona a esta localidad como Villasirga, un nombre que alude al camino que pasaba por sus cercanías, justo al lado del río Ucieza. Este camino debió ser utilizado por los primeros peregrinos que se desvían de la calzada romana en dirección a sus destinos. El término camino de sirga hace referencia a una ruta o calle que deben dejar los propietarios de terrenos cercanos a ríos o canales, y que está destinada al uso público, permitiendo así el acceso a estos recursos naturales.

En la actualidad, se sigue utilizando el nombre de La Sirga para referirse al antiguo Camino de Santiago Francés. Este camino es de gran importancia histórica, ya que era el lugar donde convergían, muy cerca de lo que hoy es la Ermita del Río, dos importantes rutas de peregrinación. Por un lado, estaba el Camino Norte, que atraía a los peregrinos que llegaban desde Osorno y Arconada. Por otro lado, se encontraba el camino más transitado que venía del Este, procedente de Burgos(Provincia de Burgos). Este último pasaba por localidades como Boadilla del Camino y Frómista antes de llegar a Villasirga. La intersección de estas rutas no solo facilitaba el paso de los peregrinos, sino que también contribuía a la riqueza cultural y social de la región a lo largo de los siglos.

Historia Villalcázar de Sirga

La villa de Villalcázar tiene una historia rica y fascinante que se remonta a tiempos antiguos. Esta localidad formó parte de la famosa Orden del Templo, una organización religiosa y militar que tuvo un papel muy importante en la Edad Media. A medida que se observa la estructura de su iglesia, es evidente que Villalcázar debió ser una encomienda bastante significativa, dado el tamaño y la importancia arquitectónica que presenta su lugar de culto.

La villa estaba fortificada, lo que sugiere que en su época de mayor esplendor necesitaba protegerse de posibles invasores y otros tipos de amenazas. Aún se pueden encontrar restos de almenas en el lado norte de la iglesia, las cuales son indicativos de su construcción defensiva. Además, la localidad cuenta con un imponente fuerte cubo que también ha sobrevivido a través de los años, aunque en un estado algo deteriorado. Estos elementos arquitectónicos no solo reflejan la importancia de la villa en el pasado, sino que también añaden un valor histórico significativo para los visitantes y residentes actuales.

La iglesia de Villalcázar está dedicada a Santa María, que fue venerada de manera especial en la región. Durante la Edad Media, los milagros atribuidos a Santa María se volvieron sumamente conocidos y se propagaron entre la gente, lo que contribuyó a la riqueza espiritual y cultural de la villa en aquella época. Alfonso X el Sabio, un destacado monarca de Castilla, mencionó en sus famosas Cantigas la existencia de al menos doce de estos milagros, lo que resalta la influencia que tuvo la fe en la comunidad de Villalcázar.

Otro aspecto importante de la historia de Villalcázar es su relación con el Camino de Santiago, una antigua ruta de peregrinación que atrae a miles de personas de todo el mundo. En su trayecto hacia la Catedral de Santiago en la ciudad de Santiago de Compostela, el Camino de Santiago hacía una pequeña desviación al llegar a estas tierras. Este desvío no solo aumentó la fama de la villa, sino que también invitó a muchos peregrinos a acercarse a este lugar tan notable y lleno de devoción, creando lazos históricos perdurables que aún pueden sentirse hoy en día. La historia de Villalcázar de Sirga es, sin duda, un testimonio del pasado, donde la fe, la arquitectura y la cultura se entrelazan de manera única.

Tradiciones Villalcázar de Sirga

Rigodón de Villasirga

Villalcázar de Sirga es un lugar que cuenta con una rica tradición cultural y dentro de ella destaca un baile tradicional muy especial que se conoce como el rigodón. Este baile tiene un origen que no está del todo documentado, aunque se piensa que puede haber surgido durante el auge del rigodón en el siglo diecinueve. Otra posibilidad es que haya sido adoptado por influencia de los peregrinos que venían de Francia, ya que este pueblo se encuentra en la famosa ruta del Camino de Santiago, un camino que ha sido transitado por muchos a lo largo de los años.

Cada año, es una costumbre que en la víspera de la fiesta de agosto, que se celebra el 5 de agosto en honor a la Virgen Blanca, se realice el baile del rigodón. Este evento es esperado con entusiasmo por todos los habitantes del pueblo, y si por alguna razón en un año no se llega a bailar, la falta de esta actividad se siente mucho entre las personas, ya que se ha convertido en una parte importante de la celebración local.

El baile del rigodón está compuesto por un acordeonista que toca la música y ocho parejas de baile que forman un cuadro, distribuyéndose en dos líneas de cuatro parejas cada una. El baile en sí incluye una serie de pasos específicos que todos los participantes deben seguir. Durante la danza, las personas cambian de pareja, primero de manera transversal, y luego se forma un cerco o rueda donde, al ritmo de la música, la gente va pasado repitiendo esta dinámica, levantando las manos en alto. Cuando las parejas se juntan, deben hacer una reverencia, que es una parte importante de la tradición.

Es interesante notar que todas las parejas de baile se enfrentan entre sí, de modo que cada uno tiene la oportunidad de bailar con todos los demás. Existen además una serie de intercambios pautados durante el baile, lo que permite que todos los hombres vayan bailando con las diferentes mujeres que participan y viceversa, creando un ambiente dinámico y muy alegre. En los inicios, los participantes solían vestir atuendos típicos del siglo diecinueve, pero con el tiempo la vestimenta ha evolucionado y en la actualidad se utilizan vestidos de gala modernos, lo que añade un toque contemporáneo a esta hermosa tradición.