Video Etapa 17: Carrión de los Condes a Ledigos con Jhonatan Barrios

Video Etapa 17: Carrión de los Condes a Ledigos | Camino Francés con Jhonatan Barrios

Video Etapa 17: Carrión de los Condes a Ledigos | Camino de Santiago Francés con Jhonatan Barrios

Jhonatan Barrios comparte en detalle la experiencia vivida durante la Etapa 17, desde Carrión de los Condes hasta Ledigos, donde recorrió 23 kilómetros en total. Este tramo específico fue parte de un recorrido más extenso que abarcó del 26 de abril al 26 de mayo de 2022.

Durante este trayecto, Jhonatan documentó su travesía en un video que refleja la singularidad de caminar los 17 kilómetros en línea recta, sin encontrar pueblos ni fuentes en el camino, lo cual representó un desafío mental considerable. A pesar de tener como meta inicial llegar hasta Terradillos de los Templarios, Jhonatan decidió detenerse en el pueblo anterior, Ledigos. Fue un momento de reflexión y cambio de planes en su experiencia en el Camino de Santiago Francés.

Etapa 17: Carrión de los Condes a Ledigos con Jhonatan Barrios

Un Amanecer en Carrión de los Condes

La jornada comenzó temprano para Jhonatan Barrios, quien dejó atrás el albergue Espíritu Santo en Carrión de los Condes. Este albergue, conocido por su hospitalidad, fue un refugio cálido y acogedor tras una larga etapa previa. Con el alba despuntando en el horizonte, Jhonatan se dispuso a enfrentar la etapa número 17 del Camino de Santiago, una de las más desafiantes, no por su dificultad técnica, sino por la inmensa soledad que le aguardaba. En esta travesía, recorrería 23 kilómetros hacia Ledigos, con una recta de 17 kilómetros sin ver un solo pueblo en el camino.

La Anticipación de la Soledad en el Camino

A medida que Jhonatan avanzaba, se hacía más consciente de la singularidad de esta etapa. En los primeros kilómetros, el Camino de Santiago Francés se extendía como una cinta interminable a través de la vasta llanura castellana. Los paisajes, aunque sencillos, ofrecían una belleza serena, con campos dorados y el ocasional susurro del viento entre los árboles. Sin embargo, el verdadero reto era la ausencia total de civilización durante 17 kilómetros. Los peregrinos que habían completado esta etapa antes que él le advirtieron sobre la monotonía del trayecto y la necesidad de estar bien preparado, no solo físicamente, sino también mentalmente.

Jhonatan, tomando en cuenta los consejos de otros peregrinos, se aseguró de llevar suficiente agua y alimentos para el trayecto. Además, cargó su dispositivo con su lista de canciones favoritas, sabiendo que la música sería su compañera fiel durante las largas horas de caminata en la soledad de la llanura.

El Legado de los Condes y la Historia de Carrión

Mientras avanzaba, Jhonatan no pudo evitar reflexionar sobre la rica historia que impregnaba cada rincón del Camino. Carrión de los Condes, el punto de partida de esta etapa, es un lugar cargado de historia. El nombre de la ciudad hace referencia a los Condes Gómez Díaz y su esposa Teresa, quienes, en el siglo XI, fueron benefactores clave en la construcción de infraestructuras vitales para los peregrinos, incluyendo un hospital y un puente sobre el río Carrión.

Jhonatan cruzó ese mismo puente, un testimonio de la influencia de estos nobles, que no solo construyeron un puente físico, sino también un puente a través del tiempo, conectando a generaciones de peregrinos que, como Jhonatan, han pasado por allí durante siglos. Este puente, junto con el Real Monasterio de San Zoilo, declarado bien de interés cultural en 2002, son recordatorios de cómo la devoción y el servicio a los peregrinos han sido un hilo conductor en la historia de la región.

El Reto de la Recta Solitaria

Tras dejar atrás la histórica Carrión de los Condes, Jhonatan se adentró en la sección más temida de la etapa: la recta interminable. Los primeros kilómetros transcurrieron sin mayor dificultad. Sin embargo, conforme el sol subía en el cielo, la realidad del aislamiento comenzó a hacerse presente. La llanura castellana, aunque hermosa, carecía de las distracciones que Jhonatan había encontrado en otras etapas del Camino.

A lo lejos, solo se veían campos y más campos, interrumpidos ocasionalmente por pequeñas arboledas que ofrecían sombra momentánea a los peregrinos. A pesar de lo plano del terreno, la caminata se volvía cada vez más ardua debido a la ausencia de puntos de referencia. Cada paso parecía igual al anterior, y la monotonía del paisaje ponía a prueba la resistencia mental de Jhonatan.

Calzadilla de la Cueza: Un Oasis en el Desierto

Finalmente, tras varias horas de caminata, Jhonatan divisó el primer pueblo en kilómetros: Calzadilla de la Cueza. Este pequeño enclave se convirtió en un oasis para él y para los demás peregrinos que se encontraban en el mismo trayecto. Aquí, Jhonatan se detuvo para reponer energías. El pueblo, aunque pequeño, ofrecía lo necesario para que los caminantes pudieran descansar y prepararse para los últimos kilómetros de la etapa.

El descanso en Calzadilla fue breve pero revitalizador. Después de una pausa para comer y beber algo, Jhonatan se sintió listo para afrontar los últimos seis kilómetros que lo separaban de Ledigos, su destino final para el día.

Llegada a Ledigos: El Final de la Etapa 17

Tras retomar el camino, Jhonatan completó los últimos kilómetros con una mezcla de cansancio y satisfacción. Aunque el terreno seguía siendo monótono, la cercanía del final de la etapa le daba un nuevo impulso. Cuando finalmente llegó a Ledigos, la pequeña localidad le dio la bienvenida con su característico ambiente de calma y serenidad. A pesar de su deseo inicial de continuar hasta Terradillos de los Templarios, a unos tres kilómetros de distancia, Jhonatan decidió que había sido suficiente por un día.

Hospedaje en el Albergue La Morena

En Ledigos, Jhonatan se alojó en el albergue privado La Morena, una opción que, aunque no había sido su plan original, resultó ser un lugar perfecto para descansar y recuperarse. El albergue, con su ambiente acogedor y sus instalaciones bien cuidadas, ofrecía todo lo necesario para que los peregrinos pudieran relajarse tras un día tan intenso. Jhonatan se deleitó con una cena en el restaurante del albergue, disfrutando de la comida reconfortante que ofrecía el lugar.

El pueblo de Ledigos, aunque pequeño, tiene su propio encanto. La iglesia parroquial de Santiago Apóstol es un punto de interés notable, especialmente por sus tres representaciones de Santiago: el peregrino, el apóstol y el matamoros. Esta iglesia es un símbolo de la profunda conexión entre el Camino de Santiago y la tradición cristiana, un recordatorio para los peregrinos del significado espiritual de su viaje.

Reflexión y Preparación para la Próxima Etapa

Esa noche, mientras descansaba en el albergue, Jhonatan reflexionó sobre la etapa que había completado. La soledad del camino, aunque desafiante, también le había ofrecido una oportunidad para la introspección. Cada paso que daba lo acercaba más a Santiago de Compostela, y cada etapa completada era una victoria personal en su viaje espiritual y físico.

Jhonatan sabía que el Camino de Santiago no era solo una prueba de resistencia física, sino también un viaje de autodescubrimiento. Las largas horas caminando en soledad le dieron tiempo para reflexionar sobre su vida, sus metas y el propósito de su peregrinación. La etapa 17, con su paisaje desolado y su tramo interminable, había sido una metáfora de la vida misma: a veces, el camino es largo y solitario, pero al final, siempre hay un destino, un lugar de descanso y reflexión.

La Magia del Camino: Entre la Historia y la Espiritualidad

El Camino de Santiago es mucho más que una ruta física; es un viaje a través del tiempo, la historia y el alma. Cada piedra, cada pueblo, cada puente tiene una historia que contar, una lección que ofrecer a los peregrinos que deciden recorrerlo. Para Jhonatan Barrios, la etapa 17 fue un recordatorio del poder del espíritu humano para superar la soledad y la monotonía, y de la importancia de la preparación, tanto mental como física, para enfrentar los desafíos que presenta la vida.

La Importancia de la Preparación y la Comunidad en el Camino

Aunque el Camino de Santiago es, en muchos aspectos, un viaje personal, también es una experiencia profundamente comunitaria. Los peregrinos, aunque a menudo caminan solos, forman parte de una comunidad global que comparte un objetivo común: llegar a la Catedral de Santiago en Santiago de Compostela. En los momentos de dificultad, como los largos kilómetros de soledad en la etapa 17, saber que otros han recorrido el mismo camino y han superado los mismos desafíos ofrece un consuelo y una motivación inmensos.

Jhonatan, al igual que muchos otros peregrinos, encontró en la preparación la clave para enfrentar los retos del Camino. Desde llevar suficiente agua y alimentos hasta asegurarse de tener una lista de canciones para mantener el ánimo alto, cada detalle contaba. Sin embargo, también aprendió que el Camino es impredecible y que, a veces, los planes deben cambiar. Su decisión de alojarse en Ledigos en lugar de continuar hasta Terradillos de los Templarios fue un ejemplo de cómo la flexibilidad y la capacidad de adaptarse son habilidades esenciales en el Camino, y en la vida.

La etapa 17 del Camino de Santiago para Jhonatan Barrios, fue una experiencia de soledad, reflexión y autodescubrimiento. A medida que se preparaba para la siguiente etapa, sabía que cada día en el Camino le ofrecía nuevas lecciones y desafíos, pero también nuevas oportunidades para crecer y acercarse a su destino final.

El Camino de Santiago Francés es un viaje que trasciende el tiempo y el espacio, un camino que une a personas de todas las culturas y creencias en una búsqueda común. Para Jhonatan, como para muchos otros, fue una prueba de resistencia y fe, pero también una celebración de la belleza y el significado de la vida.


¡Buen Camino, peregrinos!