Iglesia de Santiago el Real Logroño
La iglesia de Santiago el Real es reconocida como la iglesia más antigua de la ciudad de Logroño, lo que la convierte en un importante sitio histórico y cultural de la región. Los historiadores Albia de Castro y José Gómez han investigado a fondo la historia de esta iglesia y sostienen que el apóstol Santiago estuvo predicando en esta zona. Ellos asocian el actual Logroño con lo que fue Juliobriga en la época romana, lo que añade un aspecto significativo a su historia. Además, se dice que el discípulo de Santiago, conocido como Arcadio, fue el responsable de fundar el primer templo cristiano en ese mismo lugar donde hoy se erige la iglesia. Esto sugiere que el origen de la iglesia podría remontarse a una cripta que data de los primeros años de la cristianización de este territorio.
Históricamente, en el año 844, después de la famosa Batalla de Clavijo, se decidió expandir la iglesia, construyendo una nueva parte en estilo románico. Sin embargo, lamentablemente, esta construcción fue casi completamente destruida por un incendio, lo que llevó a la necesidad de nuevos trabajos. Entre los años 1513 y 1527 se llevó a cabo la construcción de la iglesia que podemos ver en la actualidad, y durante el periodo de 1570 a 1573 se añadió la torre que adorna la iglesia.
En cuanto a la estructura arquitectónica de la iglesia, presenta una sola nave de estilo salón, que se caracteriza por la ausencia de columnas y unas dimensiones bastante amplias. Tiene una longitud de 42 metros desde el ábside hasta la entrada del coro, una anchura de 15 metros y una altura impresionante de 24 metros desde las claves más altas. La distribución del interior está sostenida por cuatro pares de contrafuertes que tienen una sección rectangular en el exterior, mientras que en el interior son de forma octogonal. Estos contrafuertes se elevan aproximadamente 15 metros y terminan en arcos que forman una hermosa bóveda estrellada. Además, entre estos contrafuertes se pueden encontrar diversas capillas que están rematadas con arcos apuntados y pequeñas bóvedas, lo que añade belleza al diseño arquitectónico del lugar.
Finalmente, es importante destacar que la iglesia de Santiago el Real cuenta con un expediente incoado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento desde el 28 de mayo de 1981, lo que refleja su valor excepcional e histórico dentro del patrimonio cultural de España.
La iglesia primitiva de la Iglesia de Santiago el Real
Desde tiempos muy remotos, incluso en la prehistoria, la zona donde hoy se encuentra la iglesia tenía numerosas cuevas que las personas usaban como viviendas. Estas cuevas, que más tarde sirvieron para otros propósitos, eran conocidas por los habitantes de Logroño como “excuevas”. Con el paso del tiempo, una de estas cuevas se transformó en un lugar especial, un templo que nació como un sitio de reunión y refugio para los primeros cristianos que vivían lejos de la ciudad. Este lugar se convirtió en un refugio seguro donde la comunidad cristiana podía congregarse libremente y compartir su fe. Con el decreto de Constantino, que puso fin a la persecución del culto cristiano, se permitió construir una pequeña iglesia en el mismo lugar. Sin embargo, esta iglesia no tuvo un destino duradero ya que fue destruida por un incendio en el año 1500.
Cripta bajo la actual Iglesia de Santiago el Real
Se dice, aunque no hay pruebas definitivas que lo confirmen, que fue el obispo Arcadio quien erigió la iglesia en el sitio en el que predicó el apóstol Santiago, una figura muy importante en la historia del cristianismo. Posteriormente, en el año 844, durante la época de la famosa Batalla de Clavijo, el edificio fue ampliado para atender una creciente comunidad de fieles.
Debajo del ábside de la iglesia actual, hay una pequeña cripta cuyas paredes esconden los restos de personas que fueron enterradas allí. La legislación romana vigente en aquel entonces prohibía entierros dentro de los límites de la ciudad, lo que añade un significado especial a este descubrimiento. Cuando se llevó a cabo la reconstrucción de la iglesia superior, esta cripta fue cubierta con una bóveda de crucería, lo que demuestra un respeto profundo por el pasado, ya que no sólo conservó este espacio, sino que también lo embelleció. Este esfuerzo sugiere que podría tratarse de la iglesia original, lo que implicaría que realmente fue la primera iglesia en la ciudad de Logroño, testigo de la fe y la historia de su comunidad a lo largo de los años.
La iglesia actual
La iglesia que vemos hoy en día comenzó a construirse rápidamente después de que el incendio destruyera la anterior en el año 1500. Esta labor de edificación se culminó en el año 1527, momento en el cual se completó la única nave central, que tiene una anchura notable de 20 metros, así como el crucero. En las décadas siguientes, se fueron agregando tres tramos adicionales y la sacristía, lo que contribuyó a darle una estructura más completa y funcional.
La portada de la iglesia, que sigue el estilo renacentista, fue encargada a un arquitecto llamado Juan Raón y su construcción se llevó a cabo entre los años 1669 y 1672. Entre las diferentes obras que adornan la iglesia, una de las más destacadas es la figura de Santiago Peregrino, diseñada por Juan de Amezqueta. Además, se pueden ver jarrones y escudos también realizados por Amezqueta, mientras que la representación de Santiago Matamoros fue creada por un autor flamenco que sigue siendo desconocido y esta última obra data del año 1737. Originalmente, todo este conjunto artístico estaba expuesto al aire libre, lo que llevó a la decisión de construir una arcada. Esta arcada fue elaborada con ladrillos y yeso, imitando la sillería, y se hizo con el propósito de proteger las obras de arte de las inclemencias del clima.
En el año 1667, Juan Raón también recibió el encargo de cambiar el coro alto por uno bajo que tuviera un trascoro. La obra comenzó con un buen ritmo y se rompieron los muros del lado oeste, pero, lamentablemente, el trabajo se detuvo y no se continuó en ese momento. Sin embargo, se logró construir el nuevo coro bajo. En cuanto a la sillería, la responsabilidad de su creación recayó en Martín de Lizarazo, y la reja del coro, que se realizó en 1676, fue encargada al cerrajero Sebastián de Medina. Este último también es conocido por haber trabajado en la reja del monasterio de San Millán. Ya en el año 1766, se añadieron las conchas en las esquinas que enmarcan el coro, dándole un aspecto más decorativo. Luego, en el año 1773, Esteban de San Juan fue el encargado de hacer el órgano de la iglesia. También se pueden encontrar la sacristía y la sala capitular, las cuales son construcciones que datan del siglo XVIII, contribuyendo aún más a la riqueza arquitectónica y artística del lugar.
La torre de la Iglesia de Santiago el Real
La torre es una estructura arquitectónica que tiene una planta cuadrada, con cada lado midiendo 8 metros. Su altura es de 40 metros, lo que la hace bastante prominente en el paisaje. Esta torre está dividida en cinco secciones distintas, las cuales están marcadas por molduras que añaden un detalle decorativo a su apariencia. En la sección superior de la torre, hay dos vanos en cada uno de sus lados. Estos vanos están diseñados para alojar las campanas y tienen un acabado en arcos semicirculares, lo que no solo es funcional, sino que también le da un toque estético a la torre.
La construcción de esta torre comenzó en el año 1570, siendo llevada a cabo por Martín y Juan Landerrain, quienes eran los arquitectos responsables del proyecto inicial. Sin embargo, en 1573, ambos arquitectos fallecieron antes de completar la obra. Fue entonces cuando el hijo de Juan, Martín de Landerrain, asumió la responsabilidad del trabajo y logró finalizar la construcción, continuando el legado de su familia.
A lo largo de los años, la torre ha experimentado varias modificaciones y restauraciones. En 1778, un arquitecto llamado Juan Antonio Oteiza, junto con Santos Balsameda, llevó a cabo un cambio importante en la parte superior de la torre. Ellos reemplazaron el chapitel original de madera por uno nuevo que era octogonal y estaba hecho de ladrillo. Este nuevo diseño fue inspirado por las torres de Santa María de la Redonda, conocidas por su elegancia y fortaleza. Sin embargo, en el año 1902, el arquitecto Luis Barrón tomó la decisión de desmontar este chapitel de ladrillo. La razón detrás de esta decisión fue que el peso de este chapitel, el cual alcanzaba las 300 toneladas, estaba causando inestabilidad en la torre. Esta inestabilidad, de hecho, llevó a la creación de una gran grieta en el lado occidental de la torre, lo que evidenció la necesidad de realizar esta modificación para preservar la estructura.
El retablo de la Iglesia de Santiago el Real
El retablo es una obra importante que ha pasado por varios cambios a lo largo de su historia. Aunque existen retablos anteriores, el actual fue encargado a un artista llamado Mateo Zabalia. Sin embargo, Zabalia no pudo completar el trabajo porque falleció en el año 1653. Debido a esta situación, se tomó la decisión de contratar a otro artista, Francisco de Ureta, con la esperanza de que él pudiera terminar los relieves del banco. Sin embargo, Ureta tampoco pudo concluir la obra, por lo que finalmente se contrató a Diego Jiménez, conocido como «El Joven», en el año 1656. Jiménez fue el encargado de finalizar el retablo. Esta impresionante estructura está diseñada en tres pisos, con cinco calles verticales y un ático que termina en un arco.
En el primer piso del retablo, encontramos figuras destacadas como Santiago montado a caballo, así como San Pedro y San Pablo. También hay una representación de Santiago decapitado, lo que muestra la riqueza simbólica de la obra. En el segundo piso, a la izquierda se sitúan San Isidoro y San Juan Bautista, mientras que a la derecha se encuentra San Jerónimo sosteniendo el arca que contiene los restos de Santiago. En el centro de este nivel hay una figura gótica de Santiago Peregrino, que data del siglo XIV, lo que subraya el estilo artístico de la época. Finalmente, en el tercer piso, podemos ver una representación de la Batalla de Clavijo, así como a Santiago el Menor, la Asunción, San Felipe y la aparición de la Virgen del Pilar que se le muestra a Santiago.
En el ático del retablo, se encuentran imágenes de San Antonio Abad y Santa Tecla. En el centro de esta parte hay una representación de la crucifixión de Jesucristo, donde San Juan y la Virgen María están a los pies de la cruz, lo que añade un toque conmovedor a la obra en su conjunto.
El retablo se mantuvo en su estado original de madera limpia hasta el año 1740, cuando Don Manuel de Samaniego y Jaca, quien era el arzobispo de Burgos, decidió dorarlo y estofarlo, asumiendo todos los gastos de esta mejora. En el año 2001, se tomó la decisión de bajar el crucifijo que estaba en el ático y se trasladó a la capilla que se encuentra a la derecha del coro. Este crucifijo es de estilo románico, datando del siglo XIII, aunque es posible que haya sido pintado en el siglo XV. Una curiosidad de esta obra es que presenta dos llagas laterales, algo poco común.
A la izquierda del retablo, podemos observar un relicario barroco que fue realizado en el siglo XVIII por el artista José de San Juan. A la derecha del retablo, en un espacio que está cerrado por una verja, hay una inscripción tallada en caracteres romanos. Esta inscripción se encuentra a los pies de dos escudos que representan a la ciudad y dice lo siguiente: «ESTE ES EL ARCHIBO DE STA MVI NOBLE Y MVI LEAL CIVDAD DE LOGROÑO». Esta frase nos recuerda que hasta el año 1572, este lugar era donde se llevaban a cabo las reuniones del Concejo de Logroño, lo que le confiere un valor histórico adicional al retablo.
Capillas y coro de la Iglesia de Santiago el Real
En la iglesia se puede observar la capilla dedicada a Santa Elena, que fue diseñada por el arquitecto Juan Raón a pedido de la familia Espinosa en el año 1666. Esta hermosa capilla está situada a la derecha del retablo principal. En el año 1939 se realizó un importante cambio que permitió abrir un acceso directo a la sacristía a través de esta capilla, facilitando así el acceso a una de las áreas más importantes de la iglesia. Además, destaca la capilla de Santa Catalina, donde se encuentran los sepulcros de dos personajes históricos, Diego de la Estrella y María de Cabredo. Estos sepulcros fueron esculpidos por el reconocido artista Juan de Anchieta y están situados bajo la protección de dos elegantes arcos que añaden un aire de solemnidad a este espacio sagrado.
El coro de la iglesia fue concebido inicialmente por el mismo arquitecto Juan Raón. Para poder construir este nuevo coro, fue necesario demoler el anterior coro alto que existía en el lugar. Las obras de construcción del nuevo coro se completaron en el año 1668 y fueron realizadas por los habilidosos artesanos Martín de Soloa y Vicente de Arresse, quienes hicieron un trabajo excepcional. Posteriormente, en 1676, se añadió un cerramiento al coro, que fue diseñado por Sebastián de Medina. Este cerramiento no solo proporciona un sentido de privacidad y reverencia al coro, sino que también complementa la belleza arquitectónica de la iglesia en su conjunto, convirtiéndose en un elemento significativo dentro del espacio sagrado.
La Virgen de la Esperanza
La Virgen de la Esperanza es una figura muy importante para la ciudad de Logroño, donde es conocida como la patrona y alcaldesa mayor. Esta imagen fue colocada en la parte baja del retablo durante una reforma que se llevó a cabo entre los años 1966 y 1967. Se trata de una figura gótica que data del siglo catorce y se ha mantenido en excelente estado a lo largo del tiempo. El estilo de la Virgen es sedente, lo que significa que se encuentra sentada en su representación. La imagen muestra una expresión amigable, pues la Virgen sonríe y sostiene al niño Jesús, quien está sentado y mira hacia el frente con una expresión de tranquilidad y paz.
Según la tradición local, se dice que la Virgen de la Esperanza fue encomendada a la ciudad durante un momento crítico en la historia, específicamente durante el sitio de Logroño en el año 1521, cuando esta fue atacada por el ejército francés. Esta creencia ha fortalecido el vínculo entre la Virgen y los habitantes de la ciudad a lo largo de los años, convirtiéndola en un símbolo de protección y esperanza para la comunidad.
Además, cada año, en honor a la Virgen, se celebra una procesión el 11 de junio. Durante esta festividad, la imagen de la Virgen de la Esperanza acompaña a San Bernabé, el patrón de la ciudad, en las celebraciones que tienen lugar en su honor. Estas fiestas son motivo de gran alegría y devoción para los logroneses, y también se conmemoran otras importantísimas celebraciones, como la que se lleva a cabo el 18 de diciembre, donde la Virgen es nuevamente honrada y recordada por todos los fieles. Esta conexión con la comunidad y sus tradiciones hace que la figura de la Virgen de la Esperanza sea un elemento central en la identidad cultural y espiritual de Logroño.
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