Iglesia Parroquial de Santiago de Puente la Reina
La iglesia de Santiago en Puente la Reina, junto con la iglesia de San Pedro, es una iglesia parroquial importante para los católicos. Esta iglesia es un edificio del siglo xvi de estilo gótico tardío, pero tiene partes que se remontan al templo románico del siglo XII. El campanario y los retablos en su interior son de estilo barroco del siglo XVIII. Ubicada en el corazón del casco antiguo, en la calle Mayor de la localidad de Puente la Reina, Navarra.
La iglesia se encuentra en la ruta del Camino de Santiago Francés que la atraviesa.
Arquitectura de la Iglesia de Santiago en Puente la Reina
Siglo XII
La arquitectura en el siglo xii fue una mezcla fascinante de estilos que se reflejan en la iglesia románica de esa época. Los muros antiguos todavía existen, mostrando una nave amplia que probablemente fue dividida en tres partes en sus inicios. La construcción del siglo xvi se alza sobre estos muros, manteniendo las dos portadas románicas, una en la entrada principal y otra hacia la calle Mayor. La portada principal es impresionante, con un arco de medio punto adornado con cinco arquivoltas ricamente decoradas. En contraste, la portada lateral es más simple, con tres arquivoltas y una escultura escasa.
Siglo XVI
La construcción del siglo XVI encaja muy bien con las paredes románicas, ampliando el espacio con crucero y cabecera, lo que da como resultado una iglesia de dimensiones grandes. Se distingue claramente entre el muro medieval, hecho de piedra gris oscura, y el muro moderno, de tono más claro y amarillento. El proyecto inició en 1543 y finalizó en 1566, bajo la supervisión de dos canteros guipuzcoanos: Martín de Oyarzábal y Lázaro de Iriarte. La iglesia, de excelente calidad en cantería, es bastante espaciosa, con una planta de cruz latina compuesta por tres tramos y una cabecera poligonal. Los dos primeros tramos están separados por contrafuertes internos. Encima del primer tramo se encuentra el coro, mientras que en el segundo, entre los contrafuertes, hay dos capillas. Estos contrafuertes tienen forma redondeada en los extremos como semicolumnas, con basas y molduras similares a capiteles con dientes en los extremos. El mismo estilo de moldura se ve en el arco que conduce a la cabecera. Los techos están formados por bóvedas estrelladas con conopios, de diversos diseños, propios del gótico tardío español del siglo XVI, y sus nervaduras descansan en ménsulas semicirculares decoradas con motivos vegetales. El coro se finalizó en 1575, elevándose sobre tres arcos rebajados, siendo el central más grande y sostenido por dos columnas exentas con fuste acanalado y otras dos adosadas, con capiteles adornados con motivos vegetales. En la escalera, en el pilar desde donde parte el pasamanos, se observa un león sosteniendo una cartela. impresionante, con un arco de medio punto adornado con cinco arquivoltas ricamente decoradas. En contraste, la portada lateral es más simple, con tres arquivoltas y una escultura escasa.
Siglo XVIII
La torre se encuentra ubicada junto a la cabecera, en el lado donde se encuentra la Epístola. Este magnífico edificio comienza con una base prismática que se remonta al siglo dieciséis y está dividida en dos secciones distintas. El remate de la torre, que es una parte esencial de su diseño, fue llevado a cabo entre los años de mil setecientos setenta y seis y mil setecientos setenta y ocho. Este trabajo fue realizado en un elegante estilo barroco tardío, caracterizado por sus sobrias líneas que tienen elementos del clasicismo. La construcción fue realizada por el arquitecto Santos Ángel de Ochandátegui, quien fue un colaborador del famoso arquitecto neoclásico Ventura Rodríguez.
La parte superior de la torre consiste en un cuerpo octogonal que está cuidadosamente articulado por unas pilastras de estilo jónico, las cuales están construidas con una técnica conocida como sillería escodada. Entre estas pilastras se abren medios puntos para la colocación de las campanas. Estos medios puntos están adornados con frontones que son alternadamente triangulares y curvos, y sobre ellos se encuentran óculos, que son aberturas redondeadas. Todo esto se remata con un entablamento completo que da un acabado muy definido a la construcción.
Además, una balaustrada de piedra rodea la estructura y da paso a una cúpula nervada que se extiende directamente desde el cuerpo octogonal donde están las campanas, manteniendo la coherencia en el diseño al incluir también los óculos correspondientes. En la parte más alta, se encuentra una linterna que está articulada con un orden corintio, y que culmina con una pequeña cúpula en su parte superior. En los ángulos de la torre se han dispuesto elegantes jarrones pétreos que añaden un toque decorativo a la estructura.
Este diseño parece estar inspirado en las torres barrocas de la región de La Rioja, como es el caso de la torre de la Iglesia Santa María la Redonda, que se encuentra en Logroño. Dentro de la torre, hay una estancia que tiene una planta cuadrangular y que está cubierta por una bóveda de terceletes que presenta combados. Esta estancia da acceso a una escalera de caracol que lleva al campanario, permitiendo así el acceso a las campanas. Es posible que esta estancia funcionara como sacristía antes de que se construyera la sacristía actual.
Portadas románica Iglesia de Santiago Puente la Reina
Portada principal del siglo XIII
La puerta principal de este hermoso edificio, que se abre directamente a la calle Mayor, se remonta a principios del siglo XIII. Esta impresionante entrada se caracteriza por su gran riqueza en esculturas, aunque lamentablemente se encuentra en un estado avanzado de deterioro. Este deterioro dificulta el reconocimiento claro de los temas que se representan en la talla. Sin embargo, es posible distinguir algunas escenas que incluyen demonios, que simbolizan distintos pecados, así como figuras de personajes en lucha, ángeles alados, dos peces que se cruzan y un caballero que está en combate con un dragón, entre otros.
En las claves de la puerta, que son las partes superiores donde se une el arco, se pueden reconocer diversas imágenes que van desde el Agnus Dei, que representa al Cordero de Dios, hasta la representación de Dios Padre que está bendiciendo. También se observa un ángel posado sobre una nube y una cabeza que aparece sobre una media luna. Es importante mencionar que la entrada carece de un tímpano, y su arco interior tiene forma lobulada, de manera similar a las portadas de otros templos, como la de Iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella y Iglesia de San Román en Cirauqui, aunque estas últimas presentan arcos apuntados.
Entre los ocho lóbulos que decoran la entrada se encuentran ángeles que centran su atención en la figura de Cristo. Los cimacios, que son las molduras que se sitúan sobre los capiteles, están adornados con motivos de plantas, mientras que los capiteles en sí, que han sufrido un notable desgaste, muestran algunas escenas figuradas que son difíciles de identificar. Las decoraciones se extienden hasta los frentes del paramento, donde se pueden ver representaciones de arpías y leones alados. Es relevante señalar que los pilares de las jambas fueron restaurados recientemente, lo que nos brinda una idea de la atención que se ha puesto en conservar esta magnífica obra.
A ambos lados de la portada principal se pueden observar dos grandes grupos escultóricos. Uno de ellos muestra a un hombre clavando su espada en un león, mientras que el otro representa una intensa escena de lucha. En su conjunto, la portada principal parece haberse inspirado en la de Iglesia de San Miguel de Estella, con similitudes notables en su diseño y estilo.
La portada de los pies del edificio es algo más antigua, datando del siglo XII, y su diseño es mucho más simple en comparación con la portada principal. Las arquivoltas de esta entrada descansan en columnillas, cada una con capiteles adornados con hojas que tienen pequeñas bolas en sus esquinas. Además, cada lado de la entrada cuenta con un cuarto capitel que se sitúa sobre columnas cortadas. En el tímpano de esta portada, que es la parte superior que completa el espacio sobre la puerta, se puede ver un crismón, que es un símbolo cristiano que representa a Jesucristo y es común en la arquitectura románica.
Imágenes góticas: Santiago beltza y San Bartolomé
Dentro de la iglesia, en el segundo tramo del edificio, se puede observar una imagen de Santiago peregrino, conocida popularmente como Santiago beltza que significa negro en la lengua vasca debido a su tono de piel más oscuro. Esta figura es una magnífica talla gótica que data de la segunda mitad del siglo catorce y originalmente se ubicaba en el altar mayor de la iglesia medieval. Santiago beltza está vestido con las prendas típicas que usaban los peregrinos que viajaban a la Catedral de Santiago en Santiago de Compostela, incluyendo un bordón o bastón que sostiene con una mano, así como un sombrero decorado con conchas que simbolizan su peregrinación.
El rostro de Santiago presenta distintivos rasgos góticos que son característicos de la época; sus cejas son arqueadas, sus ojos tienen una forma alargada que se asemeja a una almendra, y su boca está entreabierta, lo que le otorga una expresión viva y dinámica. Además, tiene una barba muy cuidadosa que se ha trabajado de manera que muestra ondulaciones geométricas. La imagen de Santiago forma un bloque que es bastante recto en sus contornos, lo que la hace ajustarse perfectamente a la anchura del tronco del árbol del que fue tallada. Respecto a sus vestiduras, tanto la túnica como el manto están recubiertos con un dorado que se realizó en el siglo dieciséis, mientras que la vuelta del manto tiene un color pardo que contrasta con el brillo del dorado.
En la pared opuesta de la misma iglesia, encontramos otra obra maestra de la escultura gótica del siglo catorce. Esta imagen, que representa a San Bartolomé, también muestra un estilo similar al de Santiago beltza. Esta figura está hecha de piedra policromada, aunque la mano derecha y el cuchillo que sostiene han sido restaurados y reemplazados con piezas de madera. A diferencia de la imagen de Santiago, San Bartolomé tiene una postura más dinámica y activa; parece estar avanzando con la rodilla y su manto se encuentra en movimiento hacia adelante, lo que da vida a las líneas del contorno de su figura.
El rostro de San Bartolomé, al igual que el de Santiago, es magníficamente tratado, con cejas que también son arqueadas, ojos en forma de almendra y una boca entreabierta que añade a su expresión intensa. La barba de San Bartolomé, que está separada del cuello, también ha sido esculpida con gran atención al detalle, utilizando trazos sinuosos que le dan un aspecto muy realista y elaborado. Ambas imágenes son un testimonio del talento artístico de la época gótica y reflejan la devoción y la atención al detalle que se dedicó a las esculturas religiosas en ese período histórico.
Retablo mayor de la Iglesia de Santiago en Puente la Reina
El retablo ubicado en el presbiterio de la iglesia fue encargado en el año 1665 a dos talentosos maestros navarros conocidos como Gabriel de Berástegui y José de Huici. Este retablo es un ejemplo impresionante del estilo barroco, caracterizado por su riqueza ornamental y su atención al detalle. En este magnífico retablo, los elementos figurativos están bellamente policromados, lo que significa que están pintados en una variedad de colores vivos, mientras que los componentes estructurales y ornamentales están delicadamente cubiertos con dorado, lo que les brinda un brillo especial. La estructura del retablo está organizada en tres niveles horizontales y se divide en tres calles verticales.
En el piso inferior, que también se conoce como el banco, se presenta en el centro un sagrario que está elaborado dentro de un templete que sigue el estilo neobarroco del siglo veinte. Este sagrario está flanqueado a ambos lados por dos tableros que están decorados con relieves de un estilo naturalista que son realmente ingeniosos. Estos relieves representan dos momentos importantes relacionados con la figura de la Virgen; uno muestra la aparición de la Virgen a Santiago en Zaragoza, mientras que el otro ilustra la decapitación de Santiago en Jerusalén. Todo esto está enmarcado entre cuatro netos que están ricamente cubiertos con ornamentación. Los dos netos que se encuentran en el centro están adornados con la famosa cruz de Santiago rodeada por veneras. Además, detrás de estos tableros se encuentran armarios relicarios que están ocultos a cada lado; estos armarios se abren para que los fieles puedan venerar las reliquias que contienen, especialmente en el día de Todos los Santos.
En el piso central del retablo, las calles laterales están adornadas por dos pares de columnas de estilo corintio que son de un orden gigante, las cuales sostienen un friso muy pronunciado que exhibe triglifos y cogollos de hojas carnosas. En la calle central, se encuentra una imponente figura de Santiago peregrino que fue instalada alrededor del año 1770. Esta figura se destaca por su excelente calidad y se piensa que fue hecha en un taller de Madrid. Está ubicada dentro de una hornacina sostenida por columnas corintias, rodeada de guirnaldas que sostienen un frontón curvo que está partido y desde el cual se desprenden rayos dorados, con la emblemática cruz de Santiago en el centro. A la izquierda y a la derecha de esta figura central se encuentran las imágenes de san Sebastián y san Roque, que fueron realizadas en el año 1742, seguramente por el artista Francisco Barona. Estas imágenes están sobre peanas decoradas con follaje y están situadas debajo de unas características placas con ornamentación vegetal, que realzan aún más su belleza.
En el piso superior del retablo, que es conocido como el ático, las calles están definidas por pilastras que cuentan con pendientes y un remate curvo. En el centro se encuentra un escudo que está colocado sobre una cartela vegetal, flanqueado a ambos lados por sendos blasones que representan la villa. En la parte más alta del retablo, se sitúan la cruz de Santiago y la venera, completando así esta espectacular obra. Este nivel superior contiene un Crucificado que data del segundo tercio del siglo dieciséis, además de dos imágenes barrocas que representan a la Virgen y san Juan, lo que agrega un toque aún más profundo de espiritualidad y tradición a esta extraordinaria pieza de arte sacro.
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