Torres del Río

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Torres del Río

Torres del Río, conocido en euskera como Dorreaga, es una localidad y un municipio ubicado en la Comunidad Foral de Navarra, en la zona de Estella Occidental y a 70 kilómetros de Pamplona, y en Camino de Santiago Francés.

¿Qué ver en Torres del Río?

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Iglesia del Santo Sepulcro Torres del Río


Historia Torres del Río

La Villa de Torres del Río se encuentra situada geográficamente a mitad de camino entre las localidades de Los Arcos y Viana. Esta villa está ubicada en el Camino de Santiago Francés que conduce a la Catedral de Santiago en la ciudad de Santiago de Compostela, un famoso destino para los peregrinos a lo largo de la historia. Además, Torres del Río se asienta en un alto junto a la colina de Sansol que proporciona una vista espectacular del paisaje circundante, creando un paraje pintoresco que atrae tanto a visitantes como a amantes de la naturaleza. Esta localidad tiene una rica historia que se remonta incluso a antes de la invasión musulmana, lo que indica su importancia desde tiempos antiguos. En su área se han hallado restos romanos de lo que parece haber sido una explotación agrícola, así como diversos fragmentos de cerámicas y alguna piedra labrada que fue encontrada a aproximadamente un kilómetro del pueblo en dirección a Logroño. Todo este hallazgo sugiere que, ya durante la época romana, Torres del Río era un asentamiento significativo en la región.

A lo largo de la historia, durante la invasión musulmana de la península ibérica, Torres del Río se incorporó a los territorios que fueron ocupados por los musulmanes. Sin embargo, con el tiempo, la villa fue reconquistada tras la toma de Monjardín, un evento que marcó un punto importante en la historia de esta localidad. Una vez que pasó a ser de dominio cristiano, se estableció un monasterio en la zona. En el año 1109, el monasterio fue donado a Iratxe por Jimeno Galíndez. Este monasterio es conocido con el nombre de “Justa Illo Kamino” y fue una parte fundamental del desarrollo espiritual y cultural de la villa.

En el año 1172, el Papa Alejandro III decidió acoger bajo su protección al Monasterio de Santa María la Real de Irache (Monasterio de Irache), así como a su antiguo abad Viviano. Durante este proceso, se confirmaron las posesiones del monasterio, incluyendo la villa de Torres, conocida entonces como “Turres”, junto con todas sus pertenencias y recursos. Esta protección papal le otorgó un estatus privilegiado que ayudó a consolidar su importancia en la región durante la Edad Media.

Además, un peregrino llamado Aymeric Picaud, que vivió en el siglo XII, menciona a Torres en su famoso Códice Calixtino, donde hace referencia al río Linares, señalándolo por tener aguas que eran consideradas venenosas. Esta información fue relevante para los peregrinos que transitaban por esta ruta, ya que les advertía sobre los peligros que podrían encontrar en ese lugar. Más tarde, este mismo hecho sería recogido por otro peregrino, Geofroi de Buletot, en su Dietario íntimo, escrito en el año 1381. En su relato, expresa que los viajeros debían cuidarse de los “ríos malos y venenosos, tales como el de Torres de Sansol”, lo que resalta la importancia de la advertencia y la historia de esta villa como un punto de interés y precaución en el transcurso de los caminos hacia Santiago de Compostela.

Posteriormente en el año 1492 Iranzu realizó una compra significativa al adquirir de Torres del Río y Sansol el regadío de la Monjía. En esta villa habitaba el pechero Don Alvar Díaz de Medrano, quien era hijo de Juan Martínez de Medrano. Este terreno fue adquirido por el propio concejo de la villa que en el año 1341 decidió entregar todo el pueblo al señorío del Rey. Sin embargo esta entrega tenía una condición importante, que era la posibilidad de disfrutar del fuero de Viguera. Esta concesión fue confirmada unos años más tarde por el Rey Don Felipe III de Navarra lo que indica la importancia administrativa y jurídica de esa época.

En el contexto de las disputas que surgieron entre Enrique IV de Castilla y Juan II de Aragón la villa quedó bajo la administración de Castilla gracias a la sentencia arbitral dictada por Luis XI de Francia. Desde 1463 y durante un periodo prolongado hasta 1753 la villa estuvo anexionada a Castilla. A pesar de esta anexión la localidad continuó rigiéndose por los fueros navarros lo que demuestra una relación compleja entre las dos regiones. Económicamente la villa también pertenecía a Navarra aunque había sido considerada una localidad castellana durante casi tres siglos lo que refleja la diversidad de lealtades políticas y económicas de la región.

Durante la ocupación napoleónica un evento notable ocurrió en la villa el 19 o el 20 de noviembre del año 1809. En ese momento se llevó a cabo una batalla entre una unidad francesa que estaba bajo el mando del Coronel Belloc y un grupo guerrillero que seguía las órdenes de Francisco Xavier Mina. La fuerza francesa estaba compuesta por un total de 800 hombres de infantería y 80 caballos mientras que los guerrilleros contaban con cerca de 500 luchadores adicionales a los que se sumaban miembros de una partida dirigida por un hombre conocido como «Cuevillas» y algunos voluntarios que procedían de Torres, Sansol y Los Arcos. Adicionalmente el «Marquesito» con sus guerrilleros también estaba presente en la zona aunque no participaron en el combate.

La batalla se prolongó hasta que comenzó a caer la noche y la situación se tornó crítica para los franceses. Temían ser derrotados si se unían también las tropas del «Marquesito» de modo que decidieron retirarse hacia una altura cercana a Los Arcos donde encendieron hogueras para dar apariencia de un campamento. Mina bajo la impresión de que los franceses estaban acampados avanzó cautelosamente en la oscuridad de la noche con la intención de sorprender a su enemigo. Sin embargo al llegar a las hogueras se dio cuenta de que los franceses habían huido ya del lugar. Mina persiguió a las tropas francesas hasta las cercanías de Estella pero no pudo alcanzarles lo que significó una derrota para el bando guerrillero.

El trece de junio del año 1811 que era también el día del Corpus Christi un triste acontecimiento tuvo lugar. El vicario de Torres un hombre llamado don Juan Miguel de Aramendia fue fusilado por las tropas francesas. Este evento marcó un momento significativo en la historia de la región durante esos años tumultuosos de guerra y ocupación.

Antes de que se llevara a cabo la reforma de la nomenclatura municipal en el año 1916, el municipio que conocemos actualmente era conocido de manera simple y directa con el nombre de Torres. Este nombre había estado en uso durante un largo período de tiempo y representaba la identidad de la localidad en la que residen sus habitantes. Sin embargo, en el año 1916, se realizó un cambio significativo en la forma en que se denominaban los municipios, y en ese momento, el nombre de Torres fue modificado. A partir de ese año, la localidad pasó a ser llamada Torres del Río, lo que marcó una nueva etapa en su historia y reflejó un cambio en la manera en que se percibía y se nombraba a este lugar.


Torres del Río

PaísEspaña
Com. autónomaNavarra
ProvinciaNavarra
MerindadEstella
ComarcaEstella Occidental
Partido judicialEstella
MancomunidadMontejurra
Ubicación42°33′10″N 2°16′10″O
Altitud480 m
Superficie12,81 km²
Población117 hab. (2023)
Densidad9,99 hab./km²
Predom. ling.Zona no vascófona
Código postal31229
Pref. telefónico948
Sitio webtorresdelrio.es