Video Foncebadón – O Cebreiro con Jorge de la Rosa
Capítulo 9 | Foncebadón – O Cebreiro con Jorge de la Rosa
- Etapa 22 | Foncebadón – Ponferrada (27 km)
- Etapa 23 | Ponferrada – Villafranca del Bierzo (25 km)
- Etapa 24 | Villafranca del Bierzo – O Cebreiro (31 km)
Jorge de la Rosa había llegado a un punto crucial en su viaje por el Camino de Santiago Francés. El recorrido, que había comenzado como una búsqueda para escapar de la sombra de una profunda depresión y liberar el peso emocional que cargaba, se había transformado en un encuentro ineludible con cada uno de sus demonios internos. Paso a paso, en dirección a la Catedral de Santiago en Santiago de Compostela, se veía obligado a enfrentarlos.
Ahora, al adentrarse en Galicia, Jorge sentía la emoción de un nuevo capítulo en su travesía espiritual. Este noveno tramo prometía paisajes extraordinarios, y uno en particular capturaba su corazón: «La Cruz de Fierro». Este lugar, con su simbolismo de dejar atrás el pasado, resonaba profundamente en su interior. Además, en este tramo conocería a un peregrino de los Países Bajos, quien había emprendido su viaje desde la puerta de su hogar y que compartiría el recuento de los días que llevaba recorriendo esta senda hacia la trascendencia. La jornada culminaría con el ascenso a O Cebreiro, un mítico lugar donde la lluvia fortalecería los lazos de amistad con Martín, un compañero de ruta que había conocido en etapas anteriores.
A lo largo del trayecto, Jorge se encontraba con paradas en localidades encantadoras como Ponferrada, con su imponente castillo templario, y reflexionaba profundamente sobre su vida. A veces, recorría los senderos en solitario, y en otras ocasiones, disfrutaba de la compañía de un grupo de personas maravillosas que poco a poco se iban convirtiendo en una parte esencial de su vida.
Foncebadón – O Cebreiro con Jorge de la Rosa
El día comenzaba en Foncebadón. Jorge, con la mente más clara y despejada, se dirigía hacia la Cruz de Fierro. Había recibido señales que le indicaban que debía mantener la ilusión y la esperanza en el camino que estaba recorriendo. En este tramo, Jorge se encontraba en una montaña que se sentía como su lugar en el mundo. Sentía la paz, la calma y el aire puro. Reflexionaba sobre los desafíos emocionales que había enfrentado, como la ruptura de un vínculo emocional fuerte que lo había sumido en una crisis de ansiedad. Sin embargo, había decidido trabajar en sí mismo, aprender a desapegarse y confiar en su voz interior, sin temor al futuro.
Al llegar a la Cruz de Fierro, Jorge se preparó para un momento de liberación. Observó cómo otros peregrinos dejaban parte de su pasado atrás al lanzar una piedra o un objeto. Julian, uno de sus compañeros, dejó su tabaco como símbolo de su decisión de no fumar más. Jorge, por su parte, dejó la pulsera que había llevado durante todo el año, una pulsera que había cargado con toda su pena desde el Camino del 2021. Con lágrimas en los ojos, dejó la pulsera y avanzó sin mirar atrás, siguiendo la tradición.
Después de este momento catártico, Jorge sintió una renovada confianza en sí mismo. Sabía que lo único que le quedaba era trabajar en su presente para tener un futuro mejor. A medida que avanzaba, se daba cuenta de que había aprendido casi todo lo que necesitaba del pasado. Ahora, el foco estaba en el presente, y cada paso que daba en la montaña lo hacía sentir más conectado con la paz que encontraba allí. La montaña, con su pureza y serenidad, se había convertido en su lugar.
El camino seguía y Jorge, con nuevas amistades como Nane y Linda, continuaba recibiendo aquello que necesitaba para crecer. Cada experiencia y cada persona que conocía le daba una nueva perspectiva y le ayudaba a avanzar con energía renovada. A su llegada a Ponferrada, Jorge se tomó un momento para disfrutar de la ciudad, visitar el castillo y descansar.
El siguiente día comenzaba con algunas lágrimas, un reflejo del dolor acumulado, pero Jorge estaba decidido a enfrentar el día con una sonrisa. A medida que avanzaba, se encontraba rodeado de paisajes que lo llenaban de asombro, como los viñedos con sus colores marrones, verdes y rojizos. Sentía alegría al estar en contacto con la naturaleza y, aunque cada vez grababa menos, se dedicaba a disfrutar más del momento.
Jorge había decidido tomar la ruta de montaña más dura hacia Villafranca del Bierzo, una decisión que reflejaba su deseo de enfrentar los desafíos de frente. La montaña, con su amanecer espectacular, lo ayudaba a reflexionar sobre sus situaciones internas. Sabía que aún tenía mucho trabajo por hacer, especialmente en lo que respectaba a romper sus defensas emocionales y modificar sus patrones de comportamiento en las relaciones. Sin embargo, estaba decidido a seguir adelante, aceptando tanto sus luces como sus sombras, y confiando en que estaba en el camino correcto para sanar y crecer.
Con renovada convicción, Jorge seguía su camino, plantando semillas de cambio dentro de sí mismo, avanzando con la esperanza de construir un futuro lleno de paz y serenidad.