Asturica Augusta

Asturica Augusta

Asturica Augusta fue una antigua ciudad romana que se corresponde con la actual ciudad de Astorga, situada en la Provincia de León, en España. Su fundación se remonta aproximadamente al año 14 antes de Cristo, momento en el cual se estableció como un campamento militar para la Legio X Gemina. A inicios del siglo primero de nuestra era, esta ciudad no solo se consolidó como un asentamiento militar, sino que también comenzó a desarrollarse como un importante núcleo civil. Con el tiempo, se convirtió en la capital de la región conocida como convento Asturicense, que formaba parte de la más amplia provincia Tarraconense, un área de gran relevancia en el contexto romano.

Asturica Augusta estaba estratégicamente ubicada en un cerro elevado que le permitía dominar un extenso territorio. Desde este punto elevado, los habitantes podían tener una vista panorámica que abarcaba desde los montes de León hasta las fértiles vegas del Páramo. Durante los siglos primero y segundo, la ciudad adquirió una notable importancia, especialmente por su control sobre las riquezas auríferas que se extraían en el noroeste de la península ibérica. Además, se consolidó como un importante nudo de comunicaciones, ya que a través de una serie de calzadas, la ciudad estaba conectada con algunos de los asentamientos más significativos de la Hispania romana, facilitando el comercio y el intercambio cultural.

Geografía Asturica Augusta

El territorio actual del municipio de Astorga se localiza en la parte noroccidental de la cuenca del Duero. En general, su entorno tiene un relieve que puede considerarse suave, aunque se pueden distinguir claramente dos áreas diferentes. Por un lado, se extienden una serie de sierras que se orientan de este-sureste a oeste-noroeste, las cuales están formadas por materiales del Paleozoico Inferior. Por otro lado, se encuentra la llanura del río Tuerto, la cual está compuesta por materiales terciarios que fueron cubiertos más adelante durante el período Cuaternario. Entre estas dos áreas se sitúa la ciudad misma, que está situada en un promontorio que se alza a unos 870 metros sobre el nivel del mar. La forma de este promontorio se asemeja a un espolón, que se vuelve más suave y menos pronunciado hacia su extremo occidental.

La elección de su ubicación ha sido estratégica, ya que se halla en el límite noroccidental de la Meseta. Al norte de Astorga se ergue la cordillera Cantábrica, que en tiempos antiguos dividía a los astures en dos grupos: los transmontanos y los augustanos. Hacia el este, se extienden las campiñas aluviales que son tan características de la cuenca del Duero, mientras que al oeste se encuentran los montes de León, donde se halla la cumbre del monte Teleno. Este monte fue un importante lugar de culto religioso tanto para los astures como para los romanos, teniendo un gran significado cultural y espiritual para las comunidades de la región.

Las vegas de los ríos de la zona favorecieron el desarrollo de la agricultura, con especial énfasis en la localidad del río Tuerto, que ofrecía un terreno fértil para el cultivo. Además, la proximidad de abundantes recursos de piedra en los alrededores, siendo principalmente cuarcita, facilitó la obtención de materiales para la construcción de edificios y otras infraestructuras. Otro factor que se considera relevante para entender la fundación de la ciudad es la cercanía a depósitos de oro que se encuentran en la zona montañosa circundante. Entre estos depósitos se destacan los que se localizan en el valle del río Omaña, así como también en los valles de los ríos Duerna y Eria, además de la famosa región del Bierzo, reconocida por la explotación de Las Médulas, un antiguo yacimiento aurífero que tuvo gran importancia en la historia económica de la zona.

Historia Asturica Augusta

Asturica prerromana

La historia de Astorga, que en tiempos antiguos era conocida como Asturica, posee un carácter único que ha llevado a muchos a investigar su origen. La realidad es que en la estructura urbana presente en la actual Astorga no se observa una planificación o un urbanismo ordenado que sugiera que fue fundada durante la época romana. Esto ha llevado a los historiadores y arqueólogos a pensar que la ciudad tiene un origen indígena. Uno de los primeros en señalar esta idea fue Manuel Gómez-Moreno, quien, en el año 1905, argumentó que el origen de la ciudad podría ser prerromano y sustentó su teoría basándose en la posición elevada donde se encuentra la ciudad actual, lo que le confería ciertas ventajas estratégicas.

Más adelante, el investigador José María Luengo se unió a esta discusión y trató de respaldar la hipótesis de un origen prerromano a través de distintos hallazgos arqueológicos. Entre sus descubrimientos, mencionó un torque de oro cuya procedencia es desconocida, el cual está actualmente guardado en el Museo Arqueológico Nacional. También encontró dos fíbulas anulares de bronce, que son típicamente romanas, y monedas ibéricas que provienen de colecciones privadas. Además, documentó un canto rodado que presentaba un orificio hemiesférico tallado en su superficie, lo que añadía más misterio a los vestigios encontrados.

Otro argumento que se ha presentado para sustentar la naturaleza prerromana de la ciudad es su referencia en fuentes clásicas, especialmente en la obra Geografía de Claudio Ptolomeo. En el segundo libro de esta obra, Ptolomeo menciona a Asturica como una ciudad que pertenecía a los astures, destacando que era la capital de los amacos. Esta es la única instancia en la que los amacos son mencionados en textos clásicos, lo que refuerza la importancia histórica de la ciudad en épocas anteriores.

Sin embargo, a pesar de que en las áreas cercanas a Astorga se han encontrado indicios de varios poblados que datan de la Edad del Hierro, las excavaciones arqueológicas realizadas en la misma ciudad no han proporcionado pruebas concluyentes que puedan demostrar que el cerro en el que se erige Astorga estuvo habitado en tiempos prerromanos. Estas hipótesis sobre su origen parecen haberse alimentado de fundamentos ideológicos que fueron populares durante el siglo XIX y parte del siglo XX, donde se buscaba establecer un vínculo celta para la fundación de la ciudad. Esto añade una capa de complejidad a la comprensión de la identidad histórica de Astorga, que sigue siendo objeto de estudio para muchos historiadores y arqueólogos que desean desentrañar sus orígenes.

La llegada de Roma

Durante el periodo de las guerras cántabras, se llevaron a cabo operaciones militares por parte de los romanos que fueron de gran importancia. Estas operaciones incluyeron varias campañas significativas en diferentes años. Hubo una campaña en el año 25 antes de Cristo, otra en el año 26 antes de Cristo, una campaña destacada de Julio César en el año 61 antes de Cristo, y finalmente, la campaña de Décimo Junio Bruto que tuvo lugar en el año 137 antes de Cristo. Todos estos eventos fueron parte crucial del proceso de expansión romana en la península ibérica.

Los primeros contactos que tuvieron los romanos con la parte noroeste de la península ibérica se registraron en el siglo II antes de Cristo, cuando Décimo Junio Bruto Galaico llevó a cabo su expedición en el año 138. Ya en el siglo I antes de Cristo, otras figuras romanas como Publio Licinio Craso y Julio César también realizaron expediciones hacia esta región. Con el tiempo, tras la integración de los vacceos y celtíberos en el seno de la República romana, solo quedaba por conquistar la franja costera que se encontraba al pie de la Cordillera Cantábrica. En esta zona vivían los cántabros y los astures, pueblos que resistieron la invasión. Así que, hacia finales del siglo I antes de Cristo, se desató un episodio bélico decisivo que condujo a la suma completa de esta región bajo el dominio romano.

Este conflicto se enmarcara dentro del ambicioso programa político de Augusto. Tras ascender al poder, Augusto llevó a cabo una reforma del ejército con el fin de encargarle la protección de las fronteras del territorio romano. Las fronteras se definieron a través de varias campañas militares. En este contexto, la acción de Roma en el noroeste de la península ibérica se volvió inevitable. Este conflicto bélico fue documentado y descrito por diversas fuentes clásicas de la época, tales como Floro, Orosio y Dion Casio. Entre los motivos que explican este enfrentamiento se encuentran tanto razones estratégicas como la búsqueda de prestigio personal por parte del emperador, así como también consideraciones económicas.

La primera intervención militar que realizaron los romanos en esta región tuvo lugar en el año 29 antes de Cristo. Esta campaña fue liderada por el general Estatilio Tauro y fue seguida por otras operaciones que se sucedieron durante los dos años siguientes. En el año 26, Augusto llegó a la región en persona para supervisar las acciones militares. Las tropas que participaron en estas campañas pertenecían a varias legiones romanas, incluyendo la Legio I Augusta, la II Augusta, la IV Macedonica, la V Alaudae, la VI Victrix, la IX Hispana y la X Gemina. En total, incluyendo tanto a los legionarios como a los cuerpos auxiliares, los efectivos militares que se movilizaron durante estas campañas fueron aproximadamente entre 77,000 y 80,000 hombres, lo que representa una formidable fuerza militar.

Fue en el año 26 antes de Cristo cuando se dio inicio formal al Bellum Cantabricum, estableciéndose Segisamo como campamento base para las operaciones. En la parte oriental, los romanos comenzaron a seguir el curso del río Pisuerga, logrando someter a la localidad de Vellica, situada en el Monte Cildá. Desde ahí, continuaron su avance hacia el norte, alcanzando Aracillum y Mons Vindius, donde los cántabros se habían refugiado. En este punto, los romanos lograron derrotar a sus adversarios. En la parte occidental, bajo las órdenes del comandante Publio Carisio, los romanos tomaron la ciudad de Lancia y luego se dirigieron hacia el oeste. Aquí tuvo lugar una importante batalla en el Mons Medullius, en la cual los astures también sufrieron una derrota decisiva. Finalmente, en el año 19 antes de Cristo, llegó a la zona Marco Vipsanio Agripa, quien junto a Silio Nerva lideró la última campaña de la guerra, que culminó con la victoria romana y el control total de toda la región noroeste de la península ibérica.

El origen militar de Asturica Augusta

El origen militar de la ciudad está profundamente relacionado con la organización territorial que fue llevada a cabo por el emperador Augusto tras la conclusión de las guerras cántabras. En este contexto, Augusto implementó un conjunto de medidas administrativas, políticas y fiscales que tenían como principal objetivo consolidar su poder en los territorios que recientemente habían sido anexados al Imperio Romano. En este sentido, se puede afirmar que la ciudad de Astorga surgió no solo como un asentamiento civil, sino también como un punto estratégico en el despliegue militar romano en la península ibérica.

Uno de los primeros en señalar la posible fundación militar de la ciudad fue Manuel Gómez-Moreno, quien a principios del siglo XX sugirió que la Legio X Gemina, una de las legiones más célebres del ejército romano, se había instalado en ella. Posteriormente, Adolf Schulten ubicó a la Legio X en Asturica, basado en una minuciosa reconstrucción de las acciones militares contra los astures. Las pruebas que sustentan esta afirmación incluyen cinco epitafios de soldados de dicha legión y un texto del historiador Floro que se refiere a una orden de desmilitarización del campamento. Según este texto, Augusto había ordenado que los soldados no solo habitaran el campamento, que estaba situado en una amplia llanura, sino que también celebraran allí sus asambleas y adoptaran ese lugar como su capital, lo que resalta la importancia estratégica de Astorga.

Asimismo, el historiador José María Luengo consideró que la Legio X fue la responsable de la fundación de la ciudad, sugiriendo que los mismos soldados de la legión participaron en la construcción de este nuevo asentamiento. Del mismo modo, Francisco Javier Lomas también relacionó la ciudad con la Legio X, apoyándose en el texto de Floro mencionado anteriormente. Por su parte, R. F. J. Jones postuló que hubo un primer campamento de la Legio X en Asturica, antes de que la legión se trasladara a Caldas de Reyes, donde se encontraron dos epígrafes que estaban vinculados a los soldados de esa legión. Tanto Mauricio Pastor como Alain Tranoy también señalaron la presencia de la legión en la zona, basándose en distintos epígrafes que hacían alusión a los soldados que allí sirvieron.

Desde otro punto de vista, el investigador Patrick Le Roux opinaba que el campamento de Astorga pertenecía al periodo inmediato de las guerras, pero que se trasladó al valle de Vidriales, conocido como Petavonium, tras terminar las hostilidades. Los epígrafes encontrados en la región harían referencia a un destacamento dedicado a las obras de construcción de la ciudad. Finalmente, Tomás Mañanes también indicó la presencia de la Legio X en base a los epígrafes de los soldados y sugirió que pudo existir una base campamental en el diseño urbanístico de la ciudad actual.

El origen militar de Astorga se ha corroborado a través de hallazgos arqueológicos. En la actualidad, además de la antigua base campamental que se ha integrado en el urbanismo actual, se descubrieron dos fosos paralelos en la zona noroccidental del cerro, que corresponden al tipo de fosos conocidos como fossae fastigatae. Estos hallazgos presentan similitudes con descubrimientos que se han hecho en el limes británico y germánico, lo que proporciona una conexión invaluable con la estructura defensiva que tenían esos antiguos campamentos legionarios. Otros descubrimientos importantes que evidencian este pasado militar son la cerámica conocida como Terra Sigillata Italica, así como monedas y materiales metálicos que estaban asociados con la vestimenta y el equipo militar de la época.

El tamaño y la profundidad de los fosos, junto con la existencia de construcciones de madera, sugieren que este no era un campamento involucrado en las acciones militares durante las guerras, lo cual sugiere que se trataba de un asentamiento de carácter más permanente que se estableció después de la finalización de las hostilidades. Esta suposición se valida con la cronología de los materiales arqueológicos encontrados, ya que estos no datan de periodos anteriores al 15-10 a.C.

Por lo tanto, alrededor del año 15-10 a.C., se establecería en un cerro que tenía una posición estratégica, justo en el límite entre las campiñas que rodean la cuenca del Duero y los montes de León, una guarnición militar. Esta guarnición tenía como misión principal la vigilancia y el control de un territorio que había sido recientemente conquistado y que todavía se encontraba en un proceso de pacificación. La importancia de esta guarnición se vio reforzada con su inclusión en la red de calzadas romanas que facilitaba la movilidad y el tráfico de tropas y suministros. La unidad militar que se asentó en este lugar fue la notable Legio X Gemina, que contaba con una larga trayectoria en la historia del Imperio Romano. Esta legión había participado en la guerra de las Galias y también en la invasión de Britania; de hecho, fue la legión más preferida por el famoso general Julio César. Sin embargo, en un giro notable, esta legión se alineó en contra de Augusto, lo que llevó a su disolución.

Tras su reconstrucción, la Legio X tomó parte en las guerras cántabras y permaneció en la península ibérica hasta el año 63, estableciendo campamentos en lugares como Asturica y Petavonium. Después de pasar cinco años en Carnuntum, una importante base militar en el limes danubiano, la legión regresó a Hispania en el año 68. No obstante, en el año 70, la unidad partió nuevamente hacia Arenacum y Noviomagus, ubicaciones que se encontraban en el limes renano; finalmente, hacia el año 103, la legión se asentó en Aquincum. Su viaje militar culminó en el año 107, cuando se trasladaron a Vindobona, donde permanecieron hasta el colapso del Imperio.

Alto imperio: nacimiento de la ciudad Asturica Augusta

El comienzo de esta ciudad como un núcleo civil y poblado se puede entender mejor al observar la información que nos ha dejado la arqueología a lo largo de los años. Entre 1990 y 1992, se llevaron a cabo excavaciones en un lugar conocido como la Domus del Pavimento de Opus Signinum. Durante estas excavaciones, los investigadores encontraron que las estructuras militares que solían existir en la zona fueron reemplazadas por edificaciones civiles. Este cambio se produjo a finales del reinado del emperador Tiberio y a principios del emperador Claudio.

Además, entre 1993 y 1996, se excavó un área situada entre las calles Blanco de Cela y Río Eria. En este lugar, los arqueólogos encontraron evidencias de la primera fortificación urbana. Descubrieron los restos que estaban superpuestos; estos incluían una antigua fortificación de tipo campamental, la primera muralla que rodeaba la ciudad y una vivienda. Estas evidencias indican que el relleno del foso que pertenecía al campamento militar también se completó a finales del periodo de Tiberio, pero principalmente bajo el mandato de Claudio. Por lo tanto, se puede concluir que no fue en la época de Augusto cuando se originó el núcleo civil de la ciudad, sino que esto sucedió durante los tiempos de Tiberio. Este patrón de transformación se observa repetidamente en las diferentes excavaciones realizadas en la zona, donde se evidencia que un entorno militar fue luego adaptado y convertido en un núcleo civil. Esta transformación pudo haber coincido con la capitalización del conventus y con la explotación de los recursos mineros que se encontraban en el territorio.

Al considerar las teorías que sugieren que la región noroeste de la península ibérica experimentó un proceso limitado de romanización, encontramos prisiones que demuestran lo contrario. Existen evidencias que indican el avance y desarrollo de estructuras claramente romanas en esta área. Un claro ejemplo de esto es el recinto del foro, que representa la creación de un espacio público, algo característico de cualquier ciudad romana, aunque con un diseño que también refleja un estilo propio de la región. Este foro podría haber funcionado como un centro clave para la maquinaria estatal, así como para la administración y la recaudación fiscal, que abarcaba un ámbito más amplio que el local.

Asimismo, se ha hallado una placa con una inscripción dedicada al dios Marte Tileno. Este hallazgo es significativo porque refleja uno de los aspectos más destacados de la romanización en la región, ya que muestra cómo se asimiló a un dios indígena con otro perteneciente al panteón romano. Este tipo de integración cultural es un claro indicador de la influencia romana que se extendió en la zona, facilitando el proceso de romanización de las prácticas religiosas y costumbres locales entre la población.

Bajo imperio el fin del dominio romano

Con la reorganización de las provincias que se llevó a cabo en el siglo tercero la ciudad de Astorga pasó a integrar la provincia conocida como Gallaecia que tenía como capital a Bracara Augusta. Durante este periodo se construyó una nueva muralla que contaba con un perímetro de aproximadamente dos kilómetros. En la actualidad, aún se pueden observar algunos restos de esta antigua muralla en lo que se conoce como la Puerta Romana. Sin embargo, a pesar de estos desarrollos, la ciudad comenzó a sufrir un proceso de decadencia que se aceleró con el cierre de las minas durante la época del emperador Diocleciano. Esta situación de declive marcó el inicio de una etapa de crisis que afectó gravemente al desarrollo de Astorga y sus alrededores.

En relación con la historia religiosa de esta región, se cuenta una leyenda que atribuye al Apóstol Santiago la predicación de la fe cristiana en estas tierras y la fundación del obispado. Sin embargo, el descubrimiento de uno de los sarcófagos romano-cristianos más antiguos de toda la península ibérica en los alrededores de Astorga sugiere que ya existía un movimiento paleocristiano en la zona. Se estima que, durante los años centrales del siglo tercero, Astorga se había establecido como sede episcopal, siendo Basílides el primer obispo en torno al año 249. Este importante hecho ha sido mencionado por el notable obispo Cipriano de Cartago, quien señalaba que hacia los años 253-254 ya había comunidades cristianas organizadas en lugares como Zaragoza, Mérida, León y también en la misma Astorga. La presencia y organización temprana de esta comunidad cristiana se ve reforzada por la participación del obispo Decencio en el Concilio de Elvira, celebrado en el año 300.

A pesar del avance del cristianismo, esta nueva fe se vio amenazada por las invasiones bárbaras, así como por la aparición de diversas doctrinas que eran consideradas heréticas, como las de los priscilianistas y maniqueístas. Personalidades como Hidacio y Santo Toribio se opusieron a estas corrientes religiosas, especialmente después de que fueran condenadas en el concilio de Zaragoza en el año 380. La situación se tornó más complicada tras la ejecución de Prisciliano en Tréveris en el año 385. A raíz de estos eventos, el obispo Simposio decidió convertirse al catolicismo, y sus sucesores, Dictino y Comasio, hicieron lo mismo. Durante la segunda mitad del siglo cuarto, en Astorga se había formado una especie de reducto priscilianista que resistió a pesar de las adversidades.

Con la llegada de las invasiones bárbaras, especialmente el establecimiento de los suevos en el antiguo territorio de Gallaecia alrededor del año 410, se puso fin al dominio romano que había prevalecido en la ciudad. Este cambio trajo consigo las primeras destrucciones y saqueos realizados por el líder suevo Hermerico, marcando así el inicio de un periodo de inestabilidad y transición que afectaría profundamente a la historia de Astorga y su población.

Historia de la investigación arqueológica

La investigación sobre el pasado de la ciudad ha despertado un notable interés desde hace mucho tiempo. Este interés comenzó a manifestarse de manera significativa cuando se descubrieron varias inscripciones romanas en la zona. Este importante hallazgo marcó el inicio de la colección epigráfica de Asturica, que tuvo un impulso especial en la década de 1830, cuando el Ayuntamiento tomó la decisión de crear un jardín público en uno de los ángulos del antiguo recinto amurallado conocido como el Jardín de la Sinagoga. En este espacio, a ambos lados de las puertas de acceso se colocaron todas las inscripciones que se habían depositado en el Ayuntamiento. Estas inscripciones permanecerían allí desde el año 1840 hasta 1901, cuando fueron trasladadas nuevamente a las dependencias municipales. Así, las primeras publicaciones sobre las inscripciones y su significado se centraron en estudios epigráficos que llevaban a cabo investigadores como Emil Hübner, Fidel Fita y Marcelo Macías.

En el año 1863 se descubrieron varias galerías del alcantarillado romano que estaban soterradas y que fueron restauradas y puestas nuevamente en uso. Al respecto, el historiador Matías Rodríguez también aportó su conocimiento sobre un hallazgo que tuvo lugar en 1896 en la calle García Prieto, que antiguamente se conocía como La Redecilla. En este lugar, el maestro de obras del Ayuntamiento pudo elaborar un plano de una antigua calle que estaba pavimentada con losas, la cual se identificó como romana debido a su asociación con diversas estructuras de esa época, lo que proporcionó valiosa información sobre el urbanismo de la ciudad.

A pesar de estos hallazgos, hubo que esperar hasta el año 1946 para que José María Luengo realizara un exhaustivo estudio de la cloaca que se localizaba en el Jardín de la Sinagoga. El mismo autor continuó llevando a cabo intervenciones arqueológicas en la ciudad de Astorga bajo el marco del Plan Anual del Ministerio de Cultura, lo que representó las primeras excavaciones realizadas de manera oficial en la localidad. En 1961, cuando se publicaron los resultados de estas investigaciones, Luengo aprovechó la ocasión para informar sobre varios hallazgos significativos que se habían producido en diferentes lugares dentro del recinto urbano.

Posteriormente, se contrató a Tomás Mañanes para realizar algunas excavaciones significativas, entre ellas destacarían las que se llevaron a cabo en el tramo de la muralla que se encuentra junto al Palacio Episcopal. Durante las excavaciones de 1971 y 1972, Mañanes logró identificar lo que hasta ese momento era la única puerta romana conocida de la ciudad. Además, en 1984 fue el descubridor de las llamadas Termas Mayores, otro hallazgo arqueológico de gran importancia.

Desde el año 1984, tras el traspaso de competencias a la Junta de Castilla y León, las excavaciones arqueológicas en Astorga vivieron un considerable impulso. Desde entonces, cualquier terreno localizado dentro de los límites del recinto amurallado debe ser excavado antes de la construcción de un nuevo edificio. Ya para el año 2002, más de un centenar de solares habían sido estudiados, lo cual permitió obtener datos muy relevantes sobre la cronología, características y evolución de la urbe romana durante los primeros siglos de nuestra era.

Estos estudios, que poseen un gran interés científico, también han llevado a la realización de trabajos de conservación in situ de algunos de los hallazgos, convirtiéndose en parte de una de las atracciones turísticas más importantes de la ciudad, conocida como la Ruta Romana. En mayo de 2005 se iniciaron las obras de musealización de esta ruta, que fue reinaugurada en el verano de 2009, permitiendo a los visitantes explorar y comprender casi mil años de historia.

Restos arqueológicos

El plano de la ciudad revela un área que abarca 26 hectáreas en total, la cual está rodeada por una muralla que mide 2200 metros de longitud. La forma de este recinto no es completamente rectangular, ya que en la esquina sur del cerro hay un estrechamiento que provoca que la muralla adopte una forma triangular en esa parte. Esta característica podría ser la razón de las diferencias en la disposición de las calles y caminos dentro de la ciudad.

En la parte norte de la ciudad, se puede observar una área que forma un rectángulo de 430 metros de largo por 380 metros de ancho. Esta zona está diseñada con un planeamiento cuadriculado que resulta en manzanas que son cuadradas o rectangulares. En contraste, en la parte sur de la ciudad, la organización del espacio es diferente, pues se ajusta a la limitación de su lado oriental. En esta zona, las calles están dispuestas de manera paralela a este límite, lo que también incluye el Foro, un lugar que ocupa una gran extensión de esa área y que probablemente era un punto central para la actividad social y política en la antigua ciudad. Esta organización de calles y espacios indica una planificación cuidadosa que se adaptaba a las características del terreno y a las necesidades de los habitantes de ese tiempo.

Alcantarillado de la ciudad Asturica Augusta

El descubrimiento del alcantarillado romano fue realmente fascinante y se aprovechó de inmediato. A día de hoy, la población cuenta con un servicio que jamás se habría podido ofrecer si no hubiera sido por este hallazgo fortuito. En el año 1863, se encontró, por pura casualidad, un sistema de alcantarillado que había pertenecido a la época romana. Este descubrimiento concreto se refería a un colector que se encontraba entre la plaza de San Julián y la calle Manuel Gullón. Este colector, por su parte, vertía sus aguas residuales hacia el río Jerga, lo que nos muestra la ingenieria y el pensamiento urbano de los romanos.

Más tarde, en el año 1867, se hizo otro hallazgo importante: se descubrió otro ramal del alcantarillado que estaba situado bajo la calle García Prieto, que antiguamente se conocía como La Redecilla. Este ramal desembocaba en la zona conocida como Puerta de Rey. Además, al final del siglo XIX, en 1896, un maestro de obras llamado A. G. del Campo dejó constancia por escrito de la existencia de una calle que estaba pavimentada y que estaba relacionada con una cloaca. Estos documentos se consideran algunos de los primeros en narrar los descubrimientos arqueológicos que tienen que ver con la antigua ciudad romana de Astorga.

En su descripción, A. G. del Campo mencionó una construcción que tenía muros de mampostería que medían 1,10 metros de altura hasta la línea de imposta y 0,60 metros de grosor. La anchura de este colector era de 0,90 metros y la altura de la galería alcanzaba los 1,50 metros. Además, sobre los muros, había una bóveda de medio punto, y el suelo estaba formado por hormigón con un grosor aproximado de 20 centímetros. Ya en los primeros años del siglo XX, se descubrieron otros dos ramales del alcantarillado, que estaban situados bajo las calles Pío Gullón y Santiago. En el año 1946, un investigador llamado José María Luego se dedicó a investigar un tramo de cloaca que se encontraba bajo el jardín de la Sinagoga. A partir de las diferencias que pudo observar entre los distintos ramales, José María Luego estableció dos cronologías distintas para la red de alcantarillado.

Es interesante notar que en las ciudades romanas más antiguas, en ocasiones, no había una red de alcantarillado bien desarrollada. Sin embargo, en las ciudades que habían sido fundadas de nuevo tras la conquista, como fue el caso de Asturica Augusta, la infraestructura sanitaria ya formaba parte integral de la planificación urbana. Por lo tanto, la antigua ciudad de Asturica Augusta contaba con una red de cloacas diseñada para evacuar las aguas residuales tanto de los hogares como de los edificios públicos, como las termas. El trazado de esta red de alcantarillado coincide con el de las calles, lo que resulta muy importante para reconstruir el plano urbano de la ciudad. La conservación de estas estructuras es sorprendentemente buena, de tal forma que muchos de los tramos del alcantarillado todavía se utilizan para el saneamiento de la ciudad moderna.

En cuanto a la manera en que se construyeron los diferentes ramales del alcantarillado, se puede observar que no hay una uniformidad en su diseño. Esto se debe a que en su cerramiento se pueden ver tanto bóvedas de medio punto como cubiertas adinteladas. En algunos casos, los tramos que tienen esta forma adintelada son reemplazados por colectores que tienen una cubierta abovedada, lo que sugiere que estas cubiertas planas son cronológicamente más antiguas. Esto podría representar dos fases distintas de desarrollo urbano: una que se sitúa en la era julio-claudia y otra que corresponde a la época flavia.

Complejos termales de la ciudad Asturica Augusta

Termas romanas de Asturica Augusta

Los baños públicos en la Antigua Roma no solo eran espacios donde la gente podía lavarse y cuidar de su higiene personal, sino que también eran importantes lugares de encuentro social. En estos baños, las personas se reunían para charlar, intercambiar ideas y disfrutar del tiempo libre juntos. Esto significa que los baños eran una parte fundamental de la vida diaria y de la cultura romana, donde se formaban amistades y se fortalecían los lazos entre los ciudadanos.

En casi todas las ciudades romanas, y Asturica Augusta no era la excepción, se podían encontrar complejos diseñados específicamente para este fin. Hasta ahora, se han identificado al menos dos grandes instalaciones de estos baños en Asturica Augusta, las cuales son conocidas como las Termas Mayores y las Termas Menores. Estas termas eran más que simples baños; eran verdaderos centros comunitarios donde la gente podía relajarse y disfrutar de diversas actividades durante su tiempo de ocio. Cada detalle de estos complejos estaba cuidadosamente pensado para proporcionar no solo comodidad, sino también un espacio para el disfrute y la socialización dentro de la vida cotidiana de los romanos.

Termas Mayores de Asturica Augusta

En agosto del año 1984, se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas en la calle Santiago Crespo, dirigidas por Tomás Mañanes, donde se encontraron los restos de lo que se conocería como Termas Mayores. Esta área ya había sido objeto de atención en ocasiones anteriores, como lo documentó José María Luengo en la mitad del siglo XX, donde mencionó hallazgos relevantes. También se hizo referencia a este antiguo complejo termal en un documento datado en el año 1226 que se encuentra en el Archivo de la Catedral. Gracias a diversas intervenciones arqueológicas, se ha logrado excavar una superficie total que se acerca a los 2200 metros cuadrados, un logro considerable a pesar de las complicaciones que el entorno urbano presenta para llevar a cabo trabajos arqueológicos.

Las Termas Mayores se encontraban situadas en el corazón de la ciudad, en una ubicación estratégica, justo en la intersección de dos de las principales vías de la ciudad, que corrían en dirección Noroeste-Sureste y Noreste-Suroeste. Se han documentado dos momentos diferentes en la construcción de estas termas: la primera fase, que se llevó a cabo entre la mitad del siglo I y la mitad del siglo III, y una segunda fase que pertenece al siglo V después de que el edificio sufriera una remodelación significativa.

Los accesos a las Termas Mayores se realizaban desde los límites meridional y septentrional. Por el lado meridional, se accedía a través de una construcción cuadrada que podría haber funcionado como un vestíbulo, mientras que el acceso por el lado septentrional se comprobó gracias a la ubicación del apodyterium, que es la sala de cambiadores. Desafortunadamente, no se tienen datos concretos sobre cómo se abastecía de agua este complejo termal, lo mismo que ocurre con el resto de la ciudad. Sin embargo, se ha encontrado una canalización que se encargaba de evacuar el agua desde el frigidarium, que es la sala fría, hacia una de las cloacas que discurren por el límite meridional del edificio.

Además, se ha podido documentar la existencia de un gran frigidarium, que estaba adyacente a otros cuatro espacios asociados. De estos cuatro espacios, tres contaban con un sistema de calefacción conocido como hypocaustum, que incluía una cella tepidaria y dos sudatoria circulares, que eran habitaciones de vapor. El cuarto espacio estaba decorado con un mosaico bícromo, que ha sido interpretado como el apodyterium. Estas características indican que las Termas Mayores no solo eran un lugar para el baño y la higiene, sino también un espacio social importante en la vida urbana de la época.

Termas Menores de Asturica Augusta

Las Termas Menores son un interesante hallazgo arqueológico que se descubrió a principios de la década de 1980 en un terreno ubicado en la calle Padre Blanco. Este complejo se encuentra en la parte sudeste de la ciudad, y su descubrimiento ha permitido conocer más sobre la vida y las costumbres de las personas que habitaron esta región en tiempos pasados. Durante el descubrimiento inicial, se documentaron dos caldarias, que son los espacios para el agua caliente, así como una canalización utilizada para el transporte del agua. Sin embargo, investigaciones arqueológicas más profundas y exhaustivas que se realizaron posteriormente revelaron que había una variedad de ambientes dentro de este complejo que desempeñaban diferentes funciones.

Desde el punto de vista cronológico, se pueden identificar tres fases distintas en el desarrollo de las Termas Menores. La primera fase se data a mediados del siglo I, lo que indica que estas termas ya estaban en funcionamiento en esa época. La segunda fase data de finales del siglo I o principios del siglo II, y la tercera fase se sitúa a mediados del siglo II. En ese momento, el complejo experimentó una reestructuración significativa de sus espacios, lo que sugiere que se realizaron mejoras o cambios en la manera en que se utilizaban las instalaciones.

Es importante señalar que las Termas Menores se encuentran en un buen estado de conservación. Este buen estado ha permitido a los arqueólogos y estudiosos comprender mejor la función de cada uno de los espacios dentro del programa de baños que ofrecían. Entre las distintas áreas que se han identificado están el frigidarium, que es la sala de agua fría, el tepidarium, donde el agua está a una temperatura tibia, y el sudatorium, que es una especie de sala de vapor. Además, hay dos caldarias que eran esenciales para calentar el agua que se utilizaba en las otras salas. También se han encontrado estancias de servicio, que incluyen las áreas destinadas a los hornos o praefurnia, que eran fundamentales para el funcionamiento de las instalaciones.

Por último, las pequeñas dimensiones del complejo sugieren que estas termas no eran utilizadas por un gran número de personas. Es probable que su uso estuviera restringido a un sector específico de la población de la ciudad o a una clientela determinada, lo que añade un aspecto interesante sobre cómo las termas formaban parte de la vida social y cultural de la comunidad en ese período histórico.

Foro de la ciudad Asturica Augusta

El foro es uno de los espacios más significativos y públicos en cualquier ciudad romana, actuando como el centro donde se llevaban a cabo actividades que iban desde lo religioso hasta lo político y lo económico. Por esta razón, el foro se convierte en un reflejo claro del sentido de la romanización, especialmente en aquellas ciudades que se encontraban en territorios que habían sido recientemente conquistados. En el caso de Asturica Augusta, este foro se localiza en una zona elevada, en la parte sur del cerro en el cual se asienta la ciudad, y su ubicación coincide en parte con lo que hoy conocemos como la plaza Mayor. Este conjunto del foro se extendería sobre una superficie considerable que supera los 31,000 metros cuadrados, y en esta área de la ciudad, los edificios siguen una disposición que se orienta de norte a sur. Esto contrasta con la parte septentrional de la ciudad, donde los edificios siguen un eje que va de noroeste a sureste.

El cierre de este espacio público sigue un esquema bastante uniforme, como ha sido corroborado mediante diferentes excavaciones que se han realizado en el área, incluyendo lugares como el solar del Antiguo Hospicio, la plaza de Santocildes y la calle Alonso Luengo. Este foro presenta un pórtico doble donde se abren ábsides semicirculares y exedras con planta rectangular, todas ellas construidas utilizando la técnica del opus caementicium, que era muy común en la arquitectura romana. En el lado occidental del espacio, que se sitúa de manera axial, se encuentra una sala con planta rectangular, que cuenta con una cabecera semicircular. A esta sala se accede por una entrada que está flanqueada por dos columnas dispuestas in antis, y su pavimento está hecho de opus sectile, que presenta un diseño geométrico muy cuidado. Tradicionalmente, este espacio ha sido considerado como un Aedes Augusti, destinado a las ceremonias oficiales de culto imperial, pero interpretaciones más recientes sugieren que podría haber sido utilizado como sede de la curia, que era el lugar de reunión para los senadores y líderes de la ciudad.

En la sección central del foro se localiza la estructura conocida como Ergástula romana. Esta es una galería que está cubierta con una bóveda de cañón y construida en opus caementicium. Sus dimensiones son bastante impresionantes, con una longitud de 50 metros, una anchura de 5.30 metros y una altura promedio también de 5.30 metros. La planta de esta galería tiene forma de U, y la parte que aún se mantiene en pie representa el cierre oriental de esta estructura, ya que desde sus extremos se extienden cimentaciones que llevan en dirección a la actual plaza Mayor. Es posible que esta galería haya servido como base para un edificio más importante, quizás un Ara Augusta, que sería un altar dedicado al emperador.

Es importante señalar que todo este conjunto arquitectónico puede no haber sido diseñado originalmente como un foro. Esto se debe a que ocupa una superficie que es considerablemente mayor que la media de las ciudades hispano-romanas; ocupa un 11.6% de la ciudad frente a una media que no supera el 2%. También es relevante observar que parece que algunas de las estructuras existentes pudieron haber sido construidas antes de que se planificara la ciudad, lo que implica que su construcción podría haber coincidido con el periodo campamental durante la presencia de la Legión X Gemina. Como prueba de esto, se han encontrado sillares de arenisca con la inscripción LXG que fueron utilizados en la construcción de un edificio cercano al pórtico nororiental.

Además, los trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo en la rehabilitación del Teatro Gullón han permitido documentar, en el cierre oriental del foro, los restos de una basílica. Esta basílica presenta un ábside semicircular que cuenta con cuatro contrafuertes en su exterior, y en su abertura se encuentran dos columnas dispuestas in antis, todo ello en opus caementicium. En un terreno cercano, en la plaza Arquitecto Gaudí, también se han descubierto dos muros paralelos, así como un cubo de cimentación que pertenecía a una columna opilar, y que forman parte del flanco oriental del edificio.

Muralla de la ciudad Asturica Augusta

Artículo principal: Muralla de Astorga

Los trabajos arqueológicos han revelado información sobre los defensas romanas. La primera fue una cerca construida por la Legión X Gemina, de la que se han hallado fosos defensivos.

La segunda fue una muralla de piedra que se levantó cuando el asentamiento se volvió civil. Se evidencian en un solar, con un grosor de 2,5 metros y torres circulares. Esta muralla fue demolida en el siglo I, cuando se construyó una vivienda en su lugar. Su edificación ocurrió entre los reinados de Tiberio y Claudio.

En el periodo bajoimperial, se fortificaron muchas ciudades, especialmente en el noroeste. La tercera cerca se dataría entre finales del siglo III y principios del IV. Se realizaron reparaciones importantes en el siglo XIII y se destruyó durante la Guerra de la Independencia.

La muralla tiene dos muros exteriores que encierran un núcleo de bloques de cuarcitas. Su diseño sigue la topografía del cerro y su estado es deficiente debido a restauraciones. El trazado de las torres ha cambiado.

De todos los accesos, el único romano documentado es la llamada Puerta de Hierro, excavada en los años setenta y noventa. Tiene torres semicirculares de 8,20 metros de diámetro y un vano de cuatro metros por donde pasaba una vía pavimentada. Otras puertas incluyeron Puerta de Rey, Puerta del Sol, Puerta del Obispo y el Postigo de San Julián.

Arquitectura doméstica de la ciudad Asturica Augusta

A lo largo de las investigaciones realizadas en la ciudad, se han encontrado diversas viviendas que pertenecen a la época romana; sin embargo, ninguna de estas viviendas ha sido excavada en su totalidad. Esto significa que los arqueólogos no han podido estudiar sus estructuras de manera completa ni identificar ninguna construcción que se relacione directamente con actividades artesanales que pudieran haber sido realizadas en ese tiempo. Esta situación se presenta debido a un desafío importante: la dificultad que implica obtener la planta arquitectónica completa de los antiguos edificios. Esto se complica aún más porque el diseño de las parcelas en la ciudad moderna no se asemeja al que existía durante la época romana, lo que provoca que la ubicación y el tamaño de los edificios sean difíciles de reconstruir.

Entre todas las domus asturicenses que se han descubierto, hay un grupo destacado que sobresale por sus características únicas, tanto en términos de construcción como en los ornamentos que adornaban sus estructuras. Todas estas viviendas emplearon piedra para construir sus muros, aunque es probable que en su edificación también se hayan utilizado otros materiales diferentes, como adobe o tapial, que se solían mezclar con la piedra. La piedra que se usó con mayor frecuencia fue la cuarcita de la Serie de los Cabos y la pizarra proveniente de Luarca. Ambas piedras son fácilmente accesibles en las cercanías de la ciudad, ya que las formaciones geológicas que las componen son predominantes en esa área, facilitando su obtención para la construcción.

Además de estos materiales, también se han utilizado otros recursos en la edificación de estas viviendas. En los alrededores de Astorga hay una gran abundancia de arcilla, que se ha comprobado que se utilizaba no solo para hacer adobe o tapial, sino también para unir los muros construidos con otros materiales. Aunque no se han encontrado evidencias claras de la existencia de alfares cerámicos, es razonable suponer que en las áreas cercanas a la ciudad se producían tejas y ladrillos, los cuales posteriormente serían empleados en la construcción de las estructuras. Esta hipótesis se apoya en la gran cantidad de tejas (tegulae) e ímbrices (imbrices) que han sido halladas durante las excavaciones arqueológicas. El ladrillo (later coctus), por otro lado, es un material que se encuentra en abundancia en diversos lugares, como ocurre en los complejos termales, donde se utilizaba para edificar los pilares que sustentaban los sistemas de calefacción subterránea conocidos como hipocaustos.

Las primeras excavaciones de un conjunto doméstico en esta región comenzaron en el año 1954, específicamente en la plaza de Santocildes, llevadas a cabo por el arqueólogo José María Luengo. Sin embargo, las primeras menciones sobre este hallazgo se remontan a 1921, aunque no fue hasta la mitad del siglo XX que la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas decidió incluir esta intervención en su Plan Nacional de Excavaciones. En el proceso se identificó una vivienda que permitió constatar la existencia de dos estancias completas y de partes de otras tres habitaciones. Lo más notable es que la mayor parte de los muros de esta vivienda aún conservaban en su lugar pinturas que han sido agrupadas bajo el nombre de Pinturas Pompeyanas, las cuales se datan en la primera mitad del siglo II.

Domus del Gran Peristilo

La casa conocida como Domus del Gran Peristilo probablemente ocupó más de una insula, que es una estructura de vivienda típica en la antigua Roma. Su fase más antigua se situaría entre el período julio-claudiano y el tercer cuarto del siglo primero. En esta etapa, se puede observar un conjunto de estructuras que, debido a su estado de deterioro y destrucción, no se han podido identificar claramente en términos de su función y uso. Sin embargo, hay un elemento destacado dentro de esta fase que se ha identificado como un impluvium. Este espacio especial habría jugado un papel fundamental en la organización del conjunto de la casa y la recolección de agua de lluvia.

En una segunda fase de construcción, la domus presenta un hermoso peristilo porticado, que cuenta con seis columnas en cada uno de sus lados. Este pórtico no solo sirve como un elemento arquitectónico impresionante, sino que también estaba rodeado por un pequeño canal diseñado para recoger el agua de lluvia que caía a través de la cubierta del edificio. Este ingenioso sistema minimalista permite que el agua se canalice de manera efectiva. En el centro de este peristilo se encuentra una fuente monumental con un diseño de cuatro lóbulos, elaborada en opus caementicium, un material de construcción utilizado frecuentemente en la antigua Roma. Alrededor de las galerías del peristilo se disponen varias habitaciones, y para la construcción de estas estancias se tuvo que realizar una terraza artificial, lo que añade otro nivel de complejidad a la arquitectura de la vivienda.

Adicionalmente, la domus también incluía un sector termal, que era un espacio dedicado a la higiene y el bienestar de sus habitantes. En la parte septentrional de la casa se han encontrado tres espacios con sistema de hipocausto, que se utilizaban como salas calientes y templadas. Sin embargo, no se han hallado restos de los praefurnia, que son los hornos que suministraban el calor para estas habitaciones. En contraste, en la zona meridional de la vivienda apareció un área con un pavimento de opus sectile, que podría identificarse como el frigidarium, un espacio destinado a baños fríos. Junto a estas habitaciones, también se han encontrado varias salas que presentan suelos de opus signinum, y se piensa que estas serían estancias de servicio, destinadas a dar apoyo a las actividades diarias de la residencia.

Domus del Mosaico del Oso y los Pájaros

Este importante conjunto residencial se encuentra ubicado en el extremo suroriental de la ciudad de Astorga. Es considerado uno de los conjuntos domésticos más significativos que han sido excavados en esta área. La importancia de este lugar radica no solo en la fama que ha adquirido a lo largo de los años, sino también en la alta calidad de los materiales que se utilizaron en su construcción. Se pueden observar diferentes tipos de pavimentos en su interior, como el opus signinum, que se caracteriza por su resistencia y durabilidad; el opus spicatum, conocido por su diseño en espiga; y el opus tesselatum, que es un tipo de mosaico más elaborado. Además, las paredes de las habitaciones estaban decoradas con pintura mural, lo que añade un toque artístico y cultural a este sitio.

Una de las características más atractivas de esta casa es, sin duda, el mosaico que cubre el suelo de una de las habitaciones, que podría haber sido un triclinium o un oecus. Este mosaico, que se puede datar a principios de la dinastía de los Severos, ocupa un área en forma de cuadrado. En sus esquinas se pueden encontrar cuatro vasos o cestas decoradas con motivos florales, que aportan un aire de frescura y vitalidad al diseño. Entre estos elementos florales, se intercalan cuadros que representan escenas de diferentes pájaros, dando vida a la composición. Alrededor de este mosaico, existe un motivo central que, se cree, estaba compuesto por diez medallones. En estos medallones estaban representados diversos animales, entre los que se destacan un oso y un leopardo, mostrando así la riqueza de la fauna.

La distribución de esta vivienda se organizaba en torno a un peristilo, que es un espacio abierto rodeado por columnas. Con el paso del tiempo, la planta de la casa experimentó diversas reformas. Una de las más significativas fue la que tuvo lugar a finales del siglo I o principios del siglo II. Esta modificación resultó en una remodelación importante de la zona. Por ejemplo, el complejo termal que se puede encontrar en la actualidad fue habilitado en el lugar que anteriormente ocupaba una cloaca que ya no estaba en uso. Este cambio no solo transformó la función del espacio, sino que también llevó al desplazamiento del eje de la vía pública hacia el oeste, indicando así un desarrollo en la planificación urbana de la ciudad.

Domus del pavimento de Opus Signinum

La Domus del pavimento de Opus Signinum se encuentra ubicada cerca de la esquina noroccidental del foro. Esta vivienda no solo es un espacio habitacional, sino también un excelente ejemplo de cómo la ciudad experimentó cambios en su desarrollo urbanístico a lo largo del siglo primero. Estos cambios reflejan el crecimiento y la transformación de la vida urbana en ese periodo.

En la parte más antigua de esta vivienda, se puede observar que los espacios interiores han sido diseñados con una orientación noreste-suroeste. Este estilo de orientación no es exclusivo de esta domus, ya que se puede encontrar también en otros edificios que están situados en la misma zona occidental de la ciudad. La organización de estos espacios se mantuvo bastante similar hasta mediados del siglo primero, cuando se produjo una notable transformación durante la etapa flavia. En este periodo, se llevaron a cabo cambios significativos en la planta del edificio, y sus habitaciones fueron reorganizadas para formar un peristilo, que es un patio rodeado de columnas.

En cuanto a la fase inicial de esta vivienda, se ha datado su construcción hacia finales del reinado de Tiberio, que abarcó desde el año 14 hasta el 37 después de Cristo, y los comienzos del reinado de Claudio, que fue del 41 al 54 después de Cristo. De esta primera etapa de la vivienda, se ha preservado una estancia que contaba con un pavimento elaborado con opus signinum, un tipo de material frecuentemente utilizado en la construcción de suelos en la antigua Roma. Este pavimento no solo es un testimonio de la técnica constructiva de la época, sino que también añade un valor histórico significativo a la estructura de la domus en su conjunto.

Domus de los Denarios

La vivienda conocida como Domus de los Denarios recibe este nombre debido al descubrimiento de un conjunto de monedas que fue encontrado en los sedimentos sobre los que se construyó esta casa. Este conjunto monetario está formado por un total de 28 denarios, la mayoría de los cuales pertenecen a las épocas de Augusto y Tiberio. Esta información sugiere que la vivienda fue utilizada durante un periodo significativo de la historia romana.

Es probable que la disposición de la casa se organizara en torno a un estanque que tenía forma rectangular, y alrededor de este estanque había un corredor que permitía el acceso a las diferentes estancias o habitaciones de la vivienda. Este diseño es característico de muchas casas romanas, que a menudo incluían elementos como patios y estanques para proporcionar un ambiente fresco y agradable.

Un aspecto notable de la Domus de los Denarios es un pequeño espacio que presenta un pavimento hecho de losas de pizarra. Este tipo de pavimentación era bastante común en la época y brindaba un acabado duradero y atractivo. Asimismo, se ha encontrado un desagüe conectado a este espacio, que desembocaba en la red de saneamiento de la casa, lo que indica que la vivienda estaba bien equipada para manejar el agua y el drenaje.

Este pequeño espacio podría haber funcionado como un atrium, que es el área central de una casa romana, dotado de un impluvium. El impluvium era una especie de estanque o área de recogida de agua que se encontraba en el centro del atrio, diseñado para captar la lluvia que caía a través de un pequeño techo abierto. Además, se ha demostrado que la vivienda contaba con una red de agua corriente sofisticada para su tiempo, ya que se halló una tubería de plomo que incluía una llave de paso de bronce. Este hallazgo sugiere que los habitantes de la casa no solo tenían acceso a agua potable, sino que también podían regular su flujo.

En cuanto a la datación de la construcción, se ha establecido que la vivienda fue edificada en el tercer cuarto del siglo I durante el periodo flavio. Sin embargo, la evidencia también indica que continuó existiendo y siendo utilizada hasta el siglo V, ya en lo que se conoce como época tardía. Este largo periodo de uso sugiere que la Domus de los Denarios fue un lugar importante y funcional a lo largo de la historia romana, adaptándose a las necesidades de sus habitantes a lo largo de los años.

Área suburbana Asturica Augusta

En el estudio de la zona exterior a la ciudad se han llevado a cabo múltiples intervenciones arqueológicas que han permitido descubrir información valiosa sobre la historia de la región. En concreto, se ha encontrado un muro que se ubica a los pies del lado oeste de la muralla. Para construir este muro fue necesario realizar un vaciado en el substrato geológico que había en el lugar. Esta trinchera, que se descubrió durante las excavaciones, parece haber funcionado como un vertedero. En ella se halló una gran cantidad de materiales diversos y niveles de ceniza, lo que sugiere un uso prolongado a lo largo del tiempo. En cuanto al muro en sí, se ha establecido que es contemporáneo a la muralla de la época altoimperial. Su función principal sería actuar como una contención para los materiales que eran arrastrados desde la parte alta de la ciudad y el talud del cerro que se encuentra cerca.

Además de estos hallazgos, también se han documentado varias necrópolis localizadas fuera de las murallas de la ciudad. Estos descubrimientos han sido en su mayoría fruto de hallazgos casuales, lo que indica que aún hay mucho por investigar. En el año 1888, se encontró una sepultura de mampostería en el área sureste de la ciudad, específicamente en Prado Otoño. Esta sepultura contenía dentro de ella una urna cineraria de vidrio, lo que sugiere prácticas funerarias significativas de la época. Más adelante, en 1923, se hicieron excavaciones que revelaron varias tumbas construidas con tegulae en el ángulo norte de la ciudad, junto a lo que se conoce como Puerta de Hierro. En 1935, en la zona llamada Moldería Real, se descubrieron varios enterramientos que incluían tanto inhumaciones como incineraciones. Además, hay registros que mencionan un enterramiento tardorromano en el área del antiguo convento de San Dictino.

Más recientemente, durante los años ochenta, se realizó un hallazgo notable en el Colegio Santa María Madre de la Iglesia, donde se encontró una lápida que estaba asociada a una necrópolis de incineración. En el año 2002 se llevó a cabo otra intervención arqueológica, esta vez en la calle Vía Nova, en el transcurso de unas obras de canalización de gas. Durante esta excavación se logró documentar un recinto funerario. En total, se encontraron tres tumbas hechas con ladrillo. Las tumbas albergaban los restos de dos varones y una mujer, y todas contenían objetos que formaban parte del ajuar funerario, lo que proporciona información sobre las costumbres y creencias de la época. Además, se descubrió otra inhumación que consistía en cantos rodados que sellaban el enterramiento de un feto. También se documentaron dos casos de incineración, uno de los cuales correspondía a un niño y se halló en una vasija de cerámica, mientras que el otro fue indicado por una mancha de ceniza que estaba asociada a materiales encontrados en la misma ubicación. Estos descubrimientos ofrecen un panorama más completo sobre la vida y la muerte en esta área suburbana a lo largo de los siglos.

Territorio de influencia de la ciudad Asturica Augusta

En el área de influencia de la ciudad se destacan varias intervenciones arqueológicas realizadas en el castro de la Magdalena, también conocido como castro de la Mesa. Este importante sitio arqueológico se encuentra ubicado en la pedanía de Castrillo de los Polvazares. La primera fase de las excavaciones se llevó a cabo en el año 2006 y formó parte del ambicioso proyecto titulado Vías Augustas II. Este proyecto fue financiado gracias al Fondo Social Europeo de Desarrollo Regional, lo que permitió que se iniciaran las investigaciones de manera formal. Durante esta primera fase, se realizó una minuciosa documentación del lugar, que incluyó el levantamiento topográfico y la excavación arqueológica propiamente dicha. Es relevante mencionar que los terrenos donde se encuentra este castro fueron adquiridos por la Caja España. En virtud de un convenio de colaboración entre esta entidad y el Ayuntamiento de Astorga, se cedió el uso de estos terrenos por un periodo de 30 años, hasta el año 2035.

En el año 2008, el Instituto Leonés de Cultura tomó la decisión de continuar con las actuaciones arqueológicas en el castro y gestionar un convenio entre el Ayuntamiento de Astorga y la Diputación Provincial de León. Gracias a este acuerdo, se ampliaron los sectores que habían sido excavados durante la primera campaña de intervención. También se llevó a cabo una prospección geomagnética del entorno del castro, lo que ayudó a identificar áreas de interés para futuras excavaciones. La tercera campaña de excavaciones se realizó en el año 2010 y fue financiada por la Junta de Castilla y León, además del Ayuntamiento de Astorga, lo que demuestra el compromiso de las instituciones públicas con la conservación y estudio del patrimonio arqueológico de la región.

Los diferentes trabajos de excavación realizados en el castro han permitido localizar evidencias que indican la existencia de un poblado prehistórico. Esta ocupación se sitúa cronológicamente entre el final de la Edad del Bronce y los inicios de la Edad del Hierro. Según los hallazgos, este asentamiento prehistórico estaría compuesto por varias cabañas, de las cuales solo se han encontrado las marcas en el suelo que indican dónde habrían estado los postes de soporte. Además, se han hallado dos estructuras de almacenamiento que estaban excavadas en el suelo, lo que sugiere que este sitio fue un lugar de actividad agrícola y almacenamiento de alimentos. Con el tiempo, el lugar fue ocupado en la época romana, momento en el cual su organización se adaptó a la construcción de ejes viarios, facilitando el tránsito y comercio de la época.

En la parte alta del castro se han identificado varias fases de ocupación. La primera de estas fases ocurrió antes de la llegada de nuestra era, y se han encontrado niveles de combustión, así como materiales característicos del período castreño, incluyendo cerámica terra sigillata de origen itálico. La segunda fase se sitúa a mediados del siglo I y se caracteriza por la construcción de una muralla defensiva, además de la planificación de calles y la edificación de varios edificios. Por último, la tercera fase, que corresponde a los siglos II o III, se asocia con la destrucción de la muralla, lo que puede indicar un cambio significativo en la dinámica de ocupación del castro y sus alrededores. Estos hallazgos son fundamentales para entender la historia y evolución de la ocupación humana en esta área a lo largo de los siglos.

Administración Asturica Augusta

La división administrativa del territorio de Hispania en la época romana incluía una ciudad muy importante que era Asturica, ubicada dentro del Convento Asturicense. Asturica Augusta, después de que llegara Roma y se estableciera un nuevo orden social, territorial y fiscal, se convirtió en el centro administrativo de una extensa área conocida como el convento Asturicense. Desde este punto central se gestionaba la explotación de los recursos económicos que había en la región, además de llevar a cabo diversas funciones fiscales y políticas que eran fundamentales para el buen funcionamiento de la zona. Durante mucho tiempo, se ha creído que Asturica se organizó bajo una estructura llamada civitas peregrina. Estas civitas eran administradas por un consejo local que tenía la responsabilidad de recaudar impuestos y hacer justicia en su comunidad. Al mismo tiempo, también estaban obligadas a proporcionar trabajadores para las minas.

Sin embargo, hay cierta resistencia a aceptar que el estatus jurídico de Asturica fuera exclusivamente el de municipium. A pesar de esto, varios estudiosos e investigadores tienen una visión diferente y opinan que Asturica podría haber sido considerada un municipium. Por ejemplo, Hartmut Galsterer señala que Asturica pudo haber tenido ese estatus, basándose en la evidencia de un duumviro mencionado en un itinerario de barro. Asimismo, Alain Tranoy se muestra perplejo ante el hecho de que Asturica no hubiese estado involucrada en la política municipal que se desarrolló durante la reorganización territorial en el Noroeste de Hispania, donde sí participaron ciudades como Aquae Flaviae, Bracara Augusta y Lucus Augusti. Tranoy sugiere que es poco probable que Asturica no hubiera conseguido el estatus municipal, especialmente considerando su posición como capital de un convento jurídico de gran relevancia. Este posible ascenso al nivel de municipium podría haberse producido durante el tercer viaje de Augusto a Hispania, que tuvo lugar entre los años 15 y 13 a.C., cuando se otorgó a muchas ciudades hispanas el régimen municipal.

Apoyando la idea de que Asturica tenía un estatus municipal, se encuentra la epigrafía que se ha descubierto en la ciudad, la cual menciona diferentes cargos gubernamentales vinculados al poder imperial. Por ejemplo, se mencionan legati, procuratores Augusti, que incluían a los Procuratores Metallorum y el Procurator Asturiae et Gallaeciae específicamente para Asturica, además de un Augusti Dispensator y un Praeses Provinciae. También hay menciones de cargos como Magistratus, Curator, Sacerdos y Flamines. Estas referencias epigráficas son una clara indicación de que la ciudad desempeñaba un papel crucial en la región noroeste de la península ibérica, teniendo la capacidad suficiente para atraer población indígena hacia su entorno. De hecho, el que la segunda parte del Pacto de los Zoelas se firmara en esta ciudad confirma aún más la importancia de Asturica en ese momento histórico.

La relevancia de Asturica se ve reforzada por la existencia de la tabula lougeiorum, que sugiere que había en la ciudad un Ara Augusta, un lugar dedicado al Culto Imperial. Aunque este culto en particular no ha sido confirmado a través de hallazgos arqueológicos, sí se han encontrado evidencias de un culto dedicado a la Tríada capitolina, mencionado en seis inscripciones diferentes. Adicionalmente, Plinio hace referencia a Asturica dándole el calificativo de magnífica, lo que podría estar relacionado con el notable crecimiento que experimentó la ciudad debido a las actividades de explotación aurífera. Este auge económico sin duda atrajo a una variedad de personas, incluyendo burócratas, funcionarios, comerciantes e inmigrantes en busca de nuevas oportunidades en esta vibrante y enriquecedora comunidad.

Economía y alimentación

La región de Las Médulas, famosa por su actividad minera, no es el único lugar de interés en el Bierzo, sino que también representa una parte vital de la influencia de Asturica, donde se encontraban numerosas explotaciones mineras. Estas explotaciones estaban distribuidas de manera amplia y variada por toda la Maragatería, y hoy en día todavía podemos ver las huellas de su existencia.

El origen de estas actividades mineras se remonta a tiempos prerromanos, y se han encontrado numerosos asentamientos de la cultura astur. Sin embargo, fue durante el dominio del imperio romano que la minería alcanzó un desarrollo significativo en la base de la montaña conocida como Teleno. Desde la llegada de la Legio X Gemina y la posterior fundación de un núcleo civil, pasaron aproximadamente cincuenta años durante los cuales la región fue pacificada. Este proceso de pacificación permitió la creación de castros y coronas que estaban directamente relacionados con la explotación de las riquezas minerales de la zona.

El sistema de trabajo en esta época se basó mayormente en la mano de obra indígena, que trabajaba bajo la supervisión y control de unidades militares que pertenecían a la Legio VII Gemina, establecida en la ciudad de León. Gracias a las innovaciones en ingeniería, la producción minera alcanzó cifras impresionantes, llegando a ser de hasta seis toneladas al año. Este número es notable si consideramos que las capas de minerales en la región presentan una riqueza que oscila entre tres y seis gramos por tonelada de mineral extraído.

El proceso de extracción de minerales era complejo y requería un gran esfuerzo y planificación. Primero, se construía una extensa red de canales que transportaban agua desde los ríos hasta los puntos de explotación. El agua se almacenaba en grandes albercas, similares a las que se pueden observar en la explotación de la Fucarona, y luego se liberaba a alta presión sobre conos y galerías. Los conos arrastraban el material, llevando los sedimentos a áreas designadas donde se realizaba el lavado, conocido como arrugia. Al mismo tiempo, las galerías se utilizaban para derrumbar la estructura del sustrato, dirigiendo también el material hacia los lavaderos que se conocían como ruina montium.

El proceso de minería era impresionante y estaba lleno de técnicas ingeniosas. Las montañas eran extraídas a lo largo de extensas áreas mediante el uso de galerías iluminadas con lámparas. Una vez que se completaba el trabajo de preparación, los soportes de las bóvedas eran derribados desde las áreas más distantes. Este derrumbe era anunciado, y el vigía que se encontraba en la parte superior de la montaña era el único que se percataba del momento. Con un cúmulo de gritos y gestos, daba instrucciones a los trabajadores para que se pusieran en alerta, mientras él mismo descendía rápidamente. La montaña, debilitada, sucumbía de manera estruendosa, produciendo un sonido que era casi inimaginable y un desplazamiento de aire espectacular.

En la región de Maragatería, el método de arrugia era el más comúnmente utilizado. Esto dio como resultado que los lugares de explotación se convirtieran en amplios espacios abiertos, dando lugar a valles artificiales o lagunas. Los desechos de la minería, denominados murias, transformaron el paisaje al crear conos de salida. En muchos casos, estos conos fueron construidos específicamente para facilitar el transporte del limo que contenía el oro extraído. Este barro se depositaba en canales suaves que facilitaban la sedimentación de los elementos pesados, mientras que los materiales más finos se filtraban, permitiendo la formación y recolección del metal precioso.

La época de mayor esplendor de las minas en esta región comenzó con la dinastía Flavia a finales del siglo primero y continuó hasta mediados del siglo tercero, momento en el que comenzó su inevitable decadencia. Entre las explotaciones mineras que han llegado hasta nosotros, destaca la Fucarona, situada cerca de Rabanal Viejo. En este lugar se pueden observar las técnicas de explotación empleadas, así como algunos de los canales utilizados para el transporte de agua y una serie de cuatro albercas que servían para almacenar el agua. De estas albercas, se ha conservado parcialmente el fondo, que se encuentra cubierto de piedras, una medida destinada a evitar que el agua fuera absorbida por el suelo.

Otras explotaciones notables incluyen Fucochicos, ubicada entre Luyego y Priaranza de la Valduerna. Este lugar también surgió con el sistema de arrugia. Además, se destaca la Corona de Pedredo, donde se pueden ver los vestigios de la explotación minera junto a su asentamiento, así como los restos de la Laguna Cernea, que se encuentran cerca de Santa Colomba de Somoza.

En lo que respecta a la alimentación en la región, una investigación arqueológica llevada a cabo en 2010 por Carlos Fernández y Natividad Fuertes, del área de Prehistoria de la Universidad de León, logró rescatar más de mil restos de moluscos. Estos restos estaban datados entre los siglos primero y cuarto y fueron obtenidos a partir de diversas excavaciones en Astorga. Analizando estos hallazgos, se pudo determinar la gran importancia de los moluscos, en su mayoría ostras, en la dieta de la población romana que habitaba Asturica. Esto revela que tenían un paladar selecto en cuanto a su alimentación, lo que implica que existía una relación comercial activa con comunidades de la costa atlántica.

Comunicaciones Asturica Augusta

En el año 2006, se erigió un miliario conmemorativo que rinde homenaje a las calzadas históricas que solían pasar por la ciudad. Este tipo de monumentos no solo sirven para recordar el pasado, sino que también destacan la importancia de las vías de comunicación en la antigüedad. Es interesante observar cómo, desde un punto de vista geográfico, la ciudad se situaba en un lugar clave para el tránsito de personas y mercancías.

En el contexto de las antiguas rutas, se puede mencionar el mapa de la Vía XXXIV. También es relevante hacer una referencia a la Vía de la Plata, otra importante ruta que conectaba diversas regiones. A lo largo de la historia, Asturica Augusta, un asentamiento romano, ha jugado un papel muy significativo en las comunicaciones. Desde tiempos remotos, ha sido un punto de paso obligado para quienes intentaban llegar al Bierzo y a las tierras gallegas. Esto se lograba a través de los puertos de Foncebadón y el Manzanal.

Esta ciudad no solo fue importante por su ubicación geográfica, sino también por su papel administrativo y de gestión. Para atender la creciente necesidad de comunicación, se desarrolló una red de calzadas que inicialmente tenía un carácter militar. Estas vías no solo facilitaban la conexión con otras ciudades, sino que también se convirtieron en arterias económicas vitales para la región.

Los diferentes caminos y calzadas que atravesaban la ciudad están documentados en varios textos antiguos. Uno de los más importantes es el Itinerario de Antonino, elaborado en el siglo III durante el reinado del emperador Caracalla. Este documento indica las principales vías que conectaban a Asturica Augusta con otras localidades y muestra cómo las rutas eran utilizadas para el comercio y otros fines en aquella época. La conexión entre las ciudades a través de estas importantes calzadas fue fundamental para el desarrollo social y económico de la región, dejando una huella perdurable en la historia de las comunicaciones.

ViaRecorrido
Via XVII o Item a Bracara AsturicamAsturica Augusta – Bracara Augusta
Via XVIII o Item alio itinere a Bracara AsturicaAsturica Augusta – Bracara Augusta
Via XIX o Item a Bracara AsturicamAsturica Augusta – Lucus Augusti – Bracara Augusta
Via XX o Item per loca maritima a Bracara AsturicamAsturica Augusta – Lucus Augusti – Bracara Augusta
Via XXVI o Item ab Asturica CaesaraugustaAsturica Augusta – Caesaraugusta
Via XXVII o Ab Asturica per Cantabria CaesaraugustaAsturica Augusta – Caesaraugusta
Via XXXII o Item ab Asturica TarraconeAsturica Augusta – Tarraco
Via XXXIV o Ab Asturica BurdigalamAsturica Augusta – Burdigala

De todas las vías que existían en aquella época, había algunas que realmente destacaban por su importancia. La vía XXVI era especialmente notable, ya que junto a la vía XXIV formaba lo que se conocía como la Vía de la Plata. Esta vía era muy significativa no solo para el comercio y el transporte de personas, sino que también jugó un papel fundamental en la historia. Por otro lado, la vía XXXIV también era de gran relevancia histórica, ya que con el paso de los siglos se convertiría en una ruta de peregrinación hacia Santiago de Compostela, un destino muy importante para muchos creyentes.

Otro documento importante que se encuentra en la historia es el que se conoce como las Tablas de Barro. Estas tablas fueron descubiertas a principios del siglo XX en los alrededores de Astorga, una ciudad con una rica herencia cultural. En la tabla III se menciona una vía que conectaba Asturica con Augusta Emerita, mientras que la tabla IV describe la conexión entre Asturica y Bracara. Este documento ha sido objeto de algunas controversias en cuanto a su autenticidad, dado que existen opiniones divididas sobre su validez. Sin embargo, en el año 2012 se logró verificar su autenticidad utilizando técnicas de termoluminiscencia, lo que permitió datar estas tablillas en el siglo III, brindando así una nueva perspectiva sobre su origen.

Además de estos documentos, contamos también con el Anónimo de Rávena, que data del siglo VII. En uno de los itinerarios que se encuentran en este documento, que coincide con la vía XVIII de Antonino, también se menciona a Asturica, lo que refuerza la importancia de este lugar en las vías romanas. Por último, está la Tabula Peutingeriana, que también pertenece al siglo VII; este documento copia un mapa que se remonta al siglo IV, lo que nos proporciona información valiosa sobre las rutas utilizadas en ese tiempo y su conexión con diversas ciudades importantes.


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